Cual sería la o las salidas de la crisis actual de la Argentina?? Que debería cambiar, mejorar, ampliar, continuar, perfeccionar, profundizar, etc en el mercado laboral?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Argentina enfrenta una nueva crisis económica. Pese a provenir del mundo empresarial, el presidente Mauricio Macri no logra generar confianza en los mercados. La vuelta al Fondo Monetario Internacional divide aguas. El gobierno no solo fracasó en su intento de frenar la inflación, sino que los precios están viviendo una disparada histórica. Y Argentina tiene hoy las tasas de interés más altas del mundo.
Explicación:
Hace casi 50 años, el empresario argentino Marcelo Diamand teorizó que el país tiene una estructura productiva desequilibrada y que eso genera una restricción de dólares. Según su postura, en momentos de crecimiento las necesidades de divisas para insumos y bienes de capital aumentan más que los ingresos en dólares. Esto provoca presiones sobre el tipo de cambio. El diagnóstico de Diamand explica una parte de la situación argentina actual, cuya historia se repite.
La restricción externa reduce la capacidad que tiene una economía para generar las divisas (dólares) necesarias para afrontar sus necesidades de importaciones para el consumo, la inversión, la remisión, el pago de deuda y el atesoramiento. Cuando las necesidades de divisas crecen y las fuentes de las mismas no lo hacen en la misma cuantía, afloran presiones sobre el tipo de cambio, su correlato sobre precios y costos, estancamiento o caída de la inversión, congelamiento de la creación de empleo y, en definitiva, la ralentización del crecimiento económico. Si seguimos a Diamand, no puede afirmarse que este sea un fenómeno nuevo, ya que la historia argentina se caracteriza por episodios recurrentes de restricción externa. El actual puede datar su inicio hacia 2011 o 2012. Básicamente, hay dos canales a través de los cuales un país (que no imprime dólares) puede hacerse con divisas: sus exportaciones y el financiamiento en moneda extranjera.
Si observamos el desempeño de las exportaciones argentinas en los últimos años, vemos un aspecto claro de estas restricciones. Si bien en 2017 se quebraron seis años consecutivos de caídas y 2018 arrancó con exportaciones crecientes, las ventas argentinas al mundo son un 29,6% más bajas que en 2011, cuando alcanzaron un pico de casi 83.000 millones de dólares. Este devenir está íntimamente relacionado con el impacto que la grave crisis de Brasil, principal comprador de exportaciones argentinas, tuvo sobre las ventas externas «gauchas».
Del otro lado está el financiamiento externo, que ahora empieza a encarecerse tanto por el aumento de la tasa internacional como el spread de riesgo que muestra Argentina. Tomar deuda no es algo necesariamente malo. La clave es cómo se canalizan esos fondos. La toma de deuda para obras públicas estratégicas que mejoren la competitividad estructural del país (energía, vialidad, ferrocarril, hidrovía) es algo deseable porque mejora las condiciones de exportación y, por ende, de generación genuina de divisas. Pero el país necesita dólares para funcionar (unos 45.000 millones por año). El déficit de cuenta corriente se ha profundizado y llega a 4,5% del PIB y el salto del tipo de cambio es la única ancla que hoy lo está resolviendo.
La respuesta ensayada por el gobierno de Cristina Fernández Kirchner a este problema, ya vigente en 2011, fue un cepo cambiario que limitaba la compra de divisas. Una mala solución que alentó un mercado paralelo de cambios, disruptivo, cuando había un gran margen de maniobra para intentar otras alternativas que combinaran el financiamiento externo y una política de tasas locales reales positivas. Por su parte, el gobierno liderado por Mauricio Macri financia este déficit con financiamiento externo. Y estos dólares hoy son más caros. En la búsqueda de mejorar la confianza entra en escena el acercamiento al Fondo Monetario Internacional (FMI).