cual fue uno de los primeros desafios que enfrenta la nueva nación independiente
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espero q te sirva
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Durante la primera mitad de siglo XIX a lo largo y ancho de América Latina, con todo y la inestabilidad de los diferentes marcos normativos que se ensayaron –o que al menos buscaron llevarse a la práctica– se desarrollaron diversos procesos de formación de nuevas comunidades y clases políticas. Se trató de dinámicas sumamente complejas cuyos resultados no estuvieron en absoluto prefigurados. Cada país, cada región e incluso cada localidad contaron con historias particulares. No obstante, como lo señala Hilda Sábato, más allá de tales diferencias después de la independencia «el ejercicio del poder político se asentó sobre los principios de la soberanía popular y la representación moderna, principios establecidos por las constituciones y sostenidos ideológicamente por las élites triunfantes de todos los partidos y en todas las regiones» (Sábato, 1999).
2Para el caso mexicano, desde el momento mismo en que se obtuvo la independencia, un objetivo recurrente de las élites políticas regionales fue la permanencia de los poderes territoriales sobre cualquier forma de gobierno nacional. Luego del desencanto que para algunos produjo el régimen inspirado en la Constitución de 1824, el segundo lustro de la década de 1830 inauguró una nueva forma de concebir a la administración pública y de gobernar al país: el sistema centralista. Al redactar la constitución conocida como de las Siete Leyes, los congresistas trataron a toda costa de no repetir los que consideraban errores inherentes a la Carta Magna de 1824, como la existencia de un tipo de gobierno confederalista que estuvo a punto de fragmentar de manera irreconciliable al país.
3Una de sus principales novedades fue el establecimiento del Supremo Poder Conservador, órgano concebido para impedir los abusos de los otros tres poderes. Al Legislativo se le restringieron sus atribuciones gubernamentales y, tratando de evitar los problemas que había provocado la elección del presidente de la república durante el régimen federal, se involucró en dicha elección a los otros tres poderes, así como también a las juntas electorales de departamento. Además, se eliminó la figura de «vicepresidente» y el periodo de gobierno se aumentó a ocho años. Además, se limitó la representación popular y se buscó a toda costa controlar tanto el aparato hacendario, como a la corporación militar.
4Por lo anterior, en diferentes regiones del territorio el apoyo que el centralismo había encontrado «se evaporó» (Vázquez, 1993: 41). Grandes sectores de la clase política comenzaron a añorar el federalismo del que ellos mismos se habían quejado e insistieron que se restaurara la Constitución de 1824. Tales demandas se vieron reflejadas en los debates y discusiones que se suscitaron al interior de las diversas juntas, asambleas y congresos locales y nacionales. En la mayoría de los departamentos, las autoridades exigían autonomía en el uso de sus presupuestos, mayores atribuciones en su política fiscal y libertad para el reclutamiento y manejo de las milicias cívicas.
1 Por ejemplo, para el caso de Guanajuato se han estudiado las disputas que tuvieron el gobierno y la (...)
5En efecto, desde 1835 el Ministerio de Hacienda había centralizado la administración y recaudación de todas las rentas públicas del país, al tiempo que implementó nuevas condiciones en el sistema impositivo basadas fundamentalmente en los impuestos directos y en menor medida en los tradicionales impuestos al comercio interno y aduanal. Además, se ordenó la desaparición de las milicias estatales y anunció que únicamente existiría el Ejército permanente. Estas medidas fueron recibidas con oposición por parte de la clase política en diferentes regiones del país. Años más tarde, las discrepancias continuaron debido a la política económica que trató de llevarse a cabo ante la guerra contra Estados Unidos. También se discutió la cuestión de la jurisdicción sobre las milicias estatales y la creación de la Guardia Nacional. Es decir, en lugar de brindar un apoyo incondicional al gobierno nacional, las administraciones estatales buscaron salvaguardar sus propios intereses1.
6A lo largo de prácticamente toda la década centralista fueron constantes las intentonas y pronunciamientos militares para tratar de restaurar la Carta Magna de 1824. Empero, podemos distinguir que a raíz de la convocatoria para el Constituyente de 1842 se intensificaron las demandas y presiones para abolir al centralismo. A partir de entonces, no sólo se recurrió a la vía armada para obtener tal propósito, sino que en distintas entidades se comenzó a fortalecer una estructura política y social que poco a poco permitió negociaciones más propicias para las élites regionales.