Arte, pregunta formulada por angelasaelortegameji, hace 11 meses

cual fue la función del primer museo

Respuestas a la pregunta

Contestado por alondrapalacs
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Mostrar echos y acontecimientos ocurridos en el pasado

Espero que te sirva


Coronita plis
Contestado por HolaXDh
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Lugar privilegiado con un triple papel:

1. Estético. Es el marco, soporte real donde se inscribe —se compone— la obra. Al mismo tiempo, es el centro donde se desarrolla la acción y el punto de vista único de la obra (topográfico y cultural).

2. Económico. Otorga a aquello que expone un valor mercantil al privilegiarlo o seleccionarlo. Al conservar o sacar la obra (fuera) de lo común, se lleva a cabo su promoción social. Asegura su difusión y su consumo.  

3. Místico. El Museo o la Galería garantizan de inmediato el estatus de “Arte” a todo aquello que se expone en un acto de credibilidad. Éste desvía así, a priori, cualquier esfuerzo por poner en cuestión los fundamentos mismos del arte, al no considerar el lugar desde donde se plantea la pregunta. El Museo (la Galería) son los cuerpos místicos del Arte.

Es claro que estos tres puntos se presentan aquí únicamente para dar una idea general del papel que desempeña el Museo. Asimismo, también debe entenderse que estos papeles tienen diferentes intensidades dependiendo de los Museos (o las Galerías) en cuestión, debido a razones sociopolíticas (relacionadas con el arte o, de manera más general, con el sistema).

I. Conservación

Una de las funciones iniciales (técnicas) del Museo (Galería) es la de conservar (aquí la distinción que puede hacerse, aunque sea cada vez menos rigurosa, es que por lo general el primero compra, conserva o colecciona con la intención de exhibir, mientras que la segunda lo hace con la intención de revender). Esta función de conservar perpetúa una de las causas que vuelven idealista al arte: saber que es eterno (o que puede serlo). Esta idea, entre otras, predominaba en el siglo xix, que vio la aparición de Museos públicos similares a los que conocemos en la actualidad.

Dado que las cosas pintadas por lo general son actitudes, gestos, recuerdos, copias, imitaciones, trasposiciones, sueños, símbolos, etc., congelados o fijados arbitrariamente sobre la tela por un tiempo indefinido, era necesario acentuar esta ilusión de eternidad o tiempo suspendido protegiendo la obra misma (físicamente frágil: tela, bastidor, pigmentos, etc.) de la intemperie.

Toda obra de arte conserva ya, de manera implícita o no, la huella de un gesto, de una imagen, de un retrato, de una época, de una historia, de una idea y luego es, a su vez, conservada (conservada como recuerdo) por el Museo.

II. Colección  

El Museo no sólo conserva y, al hacerlo, perpetúa, sino también colecciona en su seno. El resultado de este estado de las cosas es acentuar el papel estético del Museo como punto de vista único (cultural y visual) desde el cual las obras pueden ser aprehendidas, coto cerrado donde el arte se forja y se arruina, aplastado por el marco que lo presenta y lo constituye.

En resumen, la colección en un Museo actúa de dos maneras diferentes pero paralelas, ya sea que se trate de una exposición colectiva o de una exposición individual.

1. Detrás de la apariencia de una confrontación de obras de autores diferentes, existe una amalgama forzada de cosas heteróclitas y la valoración de ciertas obras elegidas en función de otras.

2. Al agrupar y presentar la obra de un solo artista, el Museo establece diferencias dentro de una misma obra e insiste (económicamente) en los (presuntos) logros y los (presuntos) fracasos.

III. Refugio

De lo que precede se llega con toda naturalidad a una noción muy cercana a la realidad, es decir, que el Museo es un refugio. Y sin este refugio, ninguna obra puede “vivir”. El Museo es un asilo. La obra está ahí a salvo de la intemperie, a salvo de los riesgos y, sobre todo, aparentemente, a salvo de todo cuestionamiento. El Museo conserva, agrupa y protege. Toda obra de arte se hace con la intención de ser conservada, agrupada con otras y protegida (entre otras cosas, de las obras que son excluidas del Museo por la razón que sea).

Si la obra va al Museo para refugiarse, es porque ahí encuentra su confort, su marco, un marco que considera natural, olvidando que es meramente histórico, es decir, un marco necesario para las obras que se inscriben en él (necesario para su existencia misma). Este marco no parece contrariar a los artistas que exponen todo el tiempo sin plantear jamás el problema del lugar en el que exponen.

De hecho, cada obra de arte posee ineluctablemente uno o varios marcos en extremo precisos; siempre está limitada, tanto en el tiempo como en el espacio.

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