Castellano, pregunta formulada por anamariamartinez1320, hace 2 meses

¿cual fue la enseñanza de José Mart?​

Respuestas a la pregunta

Contestado por Guadaluperib
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Respuesta:

ideas pedagógicas. Tarea para la cual no tenemos las ventajas de aquellos que investigan o analizan a Martí desde el ángulo privilegiado del excepcional escritor que fue. La grandeza de su estilo está en todo lo que produjo, desde los Versos Sencillos hasta el más entusiasta de sus discursos revolucionarios. Lo pedagógico, en cambio, se dispersa aquí y allá, para surgir en el lugar más inesperado. Pero su importancia es tal que su examen se justifica, no obstante ocultarse la mayoría de las veces, detrás de su labor literaria y de su ideario político.

   El proyecto educativo de Martí propone una perspectiva transformadora, en la que se incorpora la necesidad de un saber técnico, científico, estético, humanista, cívico. Una formación integral del estudiante que participa de los procesos de enseñanza y aprendizaje en diferentes modalidades formal o no formal, así como niveles educativos desde preescolar hasta el universitario. Su filosofía de la educación muestra el alcance de un proyecto político que refleja los intereses teóricos y metodológicos del pensamiento liberal, ilustrado, así como emancipador. Estas características permiten valorar la vigencia en los actuales enfoques de educación de niños, jóvenes y adultos, así como la educación popular

Desarrollo

   Martí fue maestro y profesor, en el sentido “escolar” de los términos, sólo por accidente, aunque sea preciso aclarar que la estructura misma de su personalidad hacía que, en él, lo contingente expresara lo permanente. Tuvo grandes mentores, como José de la Luz y Caballero, al que no conoció, y Rafael María de Mendive, que sembró en él las semillas de una vocación que nunca cesaría de crecer. José de la Luz había sido el maestro de la generación anterior a la de Martí, y según su propia confesión aquél le legó una lección fundamental: “Sentarse a hacer libros, que son cosa fácil, es imposible porque la inquietud intranquiliza y devora, y falta el tiempo para lo más difícil, que es hacer hombres”. Pero si José de la Luz fue la leyenda, Mendive constituyó el ejemplo cotidiano de un poeta y un maestro. Martí llegó a las primeras letras en una pequeña escuela de barrio de La Habana. Pero tales fueron sus progresos que, cuando cumplía los diez años, sus padres decidieron enviarlo a otra más importante para que estudiara inglés y contabilidad. La pobreza familiar hizo que, muy pronto, su padre decidiera que “ya sabía bastante” y lo llevó consigo a trabajar en el campo. Un padrino protector insiste en presentarlo a Mendive que, en ese año de 1865 comenzaba a dirigir la Escuela Superior Municipal de Varones. En esta escuela, Mendive había creado una atmósfera tal de poesía y de sabiduría que Martí sintió satisfechas todas las urgencias que tenía en ese sentido, revelándosele allí “su misma actividad creadora, que va tomando conciencia de sí gracias a tan fecundísimo contacto”. En ese clima no sólo despertó con brío a la vida del sentimiento y de la inteligencia, sino que también fue un poco maestro, ocupándose de la escuela durante las ausencias del director. Gracias al apoyo de Mendive, pudo hacer los dos primeros años del bachillerato, que completaría más tarde en España, como asimismo sus estudios universitarios. Así, en Madrid, comenzó sus estudios de derecho, filosofía y letras y, como andaba escaso de recursos, hizo sus primeras armas como maestro particular de dos niños, cuando apenas tenía dieciocho años. De Madrid pasó a Zaragoza, donde obtuvo las licenciaturas de derecho civil y canónico y de filosofía y letras. De Zaragoza fue a París y después a Inglaterra, desde donde partió para México. Conoció así el enfrentamiento entre el romanticismo y el positivismo, asistiendo a los debates que en 1875 se realizaron en el Liceo Hidalgo, caja de resonancia intelectual de las reformas de Benito Juárez y de Lerdo. Martí intervino en esos debates perfilando algunas ideas que profundizaría más tarde. Martí estuvo en México hasta fines de 1876, para trasladarse a Guatemala donde fue profesor de literatura y composición en la Escuela Normal Central que dirigía su compatriota Izaguirre, y de literatura alemana, francesa, inglesa e italiana en la universidad. No obstante su éxito en esta experiencia docente, la más sistemática que pudo cumplir, en septiembre de 1878 regresó a La Habana, donde obtuvo una autorización provisional para ejercer el profesorado en el colegio de primera y segunda enseñanza de Hernández y Plasencia, tarea que cumplió simultáneamente con un puesto en un bufetcorría pareja con una infinita ternura, que dio su fruto con La edad del oro, publicación mensual de recr

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