Cual fue la curación de San Martín de porres
Respuestas a la pregunta
Para el momento de su fallecimiento, el 3 de noviembre de 1639, ya era un personaje totalmente reconocido y querido en Lima. Su veneración comenzó casi inmediatamente y los relatos de sus milagros como hombre santo circularon por todo el país.
La recolección de estos relatos fue iniciada en 1660 por el arzobispo de Lima para hacer la petición de beatificación, pero la estructura colonial de la sociedad no lo permitió. Fue para 1837 que se sobrepasaron los prejuicios de la época y se concretó su beatificación con el Papa Gregorio XVI.
El Papa Juan XXIII elevó al fraile Martín de Porres a los altares de la iglesia en 1962. Esta larga y esperada canonización fue sustentada por dos milagros que fueron tomados como indiscutibles intercesiones de Martín.
El milagro de Paraguay de Dorotea Caballero Escalante (1948)
A una anciana de 89 años se le dieron unas pocas horas de vida luego tras un bloqueo intestinal y un fuerte infarto. La familia entonces inició los arreglos de su funeral para el día siguiente. Su hija, que estaba en Buenos Aires muy desconsolada, rezaba incansablemente a Martín de Porres por la salud su madre.
La noche siguiente sin poder dormir, se levantó a las dos de la mañana a rezar el santo rosario completo, pidiendo por encima de todo volver a ver a su madre viva en Paraguay. Al regreso encontró su hogar lleno de felicidad.
Su madre había mejorado milagrosamente en el momento preciso de sus plegarias y rezo del rosario en la madrugada. En dos o tres días, la anciana Dorotea estaba de pie y sana como si nada hubiese pasado.
El milagro de Tenerife de Antonio Cabrera Pérez (1956)
Un niño de apenas cuatro años y medio sufría de su pierna izquierda gravemente lesionada. Tenía gangrena y sus dedos estaban ennegrecidos. Después de una semana, el chico se tronó amarillo y los doctores urgieron la amputación.
Un amigo de la familia entregó una reliquia y una imagen de Martín de Porres a la madre. Ella pasó ambos objetos por encima de la pierna de del niño y dejó la imagen entre los dedos ennegrecidos.
Ambos, madre e hijo le rezaron a Martín de Porres para no tener que amputar. Las oraciones fueron acompañadas por las monjas del hospital y por visitantes.
Tras dos días la pierna recuperó su color natural. 23 días después Antonio regresó a casa y pasados tres meses pudo usar de nuevo un zapato y jugar al fútbol con sus amigos sin la mayor sensación de incomodidad.
La vida del fraile
Martín de Porres nació en Lima el 9 de diciembre de 1579, en el colonial Virreinato de Perú; hijo ilegítimo de un noble español y una esclava panameña liberada. Desde niño mostró una devoción sincera a Dios y un corazón muy humilde y bondadoso.
Aprendió la medicina de la época de su mentor barbero-cirujano desde los diez años de edad. Este camino le permitió entrar en contacto con muchos enfermos de la localidad, desarrollando una empatía por las personas que terminó transformándose en su vocación hasta el lecho de muerte.
Deseaba fervientemente enlistarse como hombre religioso en la iglesia pero su condición de hijo ilegítimo y de raza mixta no se lo permitía. Su única opción fue entrar como “donado” en el monasterio de La Orden de los Dominicos del Santo Rosario en Lima.
Fue ubicado en la enfermería gracias a sus conocimientos previos de medicina y su dedicación sincera y compasiva con los enfermos, labor que continuó realizando eficientemente hasta el final de su vida a los sesenta. Se tornó fraile de La Orden de los Dominicos a los veinticuatro años.