Cuál fue el modelo que tomó la Argentina para realizarla
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INTRODUCCIÓN
Este trabajo analiza un hecho que forma parte de los modos no convencionales de organización y protesta que fueron adquiriendo relevancia en Argentina a fines de los noventa. La intensificación de las disputas sociales resultó el corolario de las cada vez mayores desigualdades sociales a las que dio lugar la puesta en marcha de un programa de liberalización económica que, entre sus aspectos más destacados, incluía: suprimir las barreras a las importaciones, una tasa de cambio fija con fuerte apreciación de la moneda local, privatizar las empresas públicas y desregular el mercado laboral.
En particular, este artículo analiza el caso de "empresas recuperadas por sus trabajadores". Estas experiencias se enmarcan dentro de las formas novedosas que asumió la protesta en Argentina hacia fines de los noventa, porque significaron una respuesta que se extendió más allá de los límites tradicionales que adoptaban las disputas laborales durante ese periodo.
Desde la primera mitad del siglo pasado y a diferencia de la mayoría de los países de América Latina, el mercado de trabajo argentino se caracterizó por un grado relativamente elevado de formalidad y por tasas de ocupación cercanas al pleno empleo, en el marco de un modelo de crecimiento centrado en la producción industrial. Estas características implicaron que la mayoría de los sectores populares se socializara tempranamente en el mercado de trabajo urbano, dando lugar a la constitución de un movimiento obrero asociado a una fuerte cultura sindical y a organizaciones gremiales poderosas con capacidad de influir en el sistema político. De esta forma, la historia de la conflictividad en Argentina estuvo centrada en la protesta laboral llevada a cabo por el movimiento obrero organizado.
El modelo de apertura, que en una primera versión fuera impuesto por la dictadura que se instaló en 1976, trajo graves alteraciones en esta dinámica de funcionamiento debido al impacto negativo que tuvo en sectores clave como el industrial. Pero es durante la década de los noventa que en Argentina se adoptan en forma dogmática las políticas "recomendadas" por los organismos financieros internacionales. Su puesta en práctica adquiere tal grado de intensidad que Argentina se constituye, desde la perspectiva de estos organismos, en un caso paradigmático a seguir por el resto de los países de la región.
Entre las consecuencias más importantes de la aplicación del modelo neoliberal destacaron el agudo proceso de desindustrialización que tuvo lugar en el periodo y el crecimiento sin precedentes del desempleo abierto y de la precariedad laboral. Estos procesos se agudizaron con la larga recesión a partir de 1998. Pero es también hacia finales de la década que cobró auge la protesta social en Argentina, no sólo porque los conflictos se multiplicaron sino además por la conjunción de formas tradicionales e inéditas de manifestación. Este proceso alcanza su punto más culminante en las jornadas de diciembre de 2001, desencadenando la abrupta caída del gobierno de Fernando de la Rúa.