¿Cuál es tu postura sobre el crecimiento de Lima y la visión que tenía la elite Limeña de ello?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Toda ciudad moderna tiene un plan de desarrollo debidamente estudiado, que se integra a un concepto mayor que es la visión de país que se persigue, y además por conceptos intermedios que sirven de nexo entre ambos, se trata de los planes de desarrollo regional. Todo ello bajo el marco de un ordenamiento territorial.
Cuando mencionamos que el plan debe ser bien elaborado, no nos referimos a los llamados equipos técnicos de ningún alcalde o gobernador regional, sino a una organización que debe existir en el estado y en el tiempo. Esta organización debe estar conformada por un equipo multidisciplinario, altamente especializado, compuesto solamente por la cantidad de personas necesarias en su función ejecutiva, que delineen las directrices de la planificación, ausente hoy en día en el país, y tengan también la responsabilidad del cumplimiento de su ejecución.
El BCRP del ordenamiento y la planificación
Los peruanos hemos aprendido a respetar al BCRP (Banco Central de Reserva del Perú) como institución, por su profesionalismo y buena dirección de la política monetaria del país. La mínima injerencia política no la ha afectado, pues la supremacía de lo técnico siempre ha prevalecido.
Si no se tiene una visión de país, no se puede planificar adecuadamente la ciudad de Lima y otras ciudades también.
Ello nos demuestra que para la buena marcha del país, las instituciones técnicas son necesarias para impulsar y garantizar nuestro desarrollo como nación y no debemos temerlas. Lima, como ciudad tiene unido su destino al destino del Perú. Si no tenemos una visión de país no podremos tener una visión de Lima, no pueden ir desligadas.
La no reelección de autoridades municipales y regionales es un primer paso positivo, para despersonalizar el progreso de los pueblos a las personas y más bien entregárselo a instituciones de primer nivel, algo que aún no existe en nuestro país. Los alcaldes y gobernadores regionales, deben ser más bien los grandes facilitadores de la inversión y el desarrollo, que nos permita un progreso ordenado y predecible.
Lima con diez millones de habitantes y creciendo en base a invasiones y políticas inconexas de sus municipalidades distritales, está destinada al caos y lo comprobamos diariamente. Ahora nos corresponde hacer un punto de inflexión y proponer e involucrarnos en el cambio que debe ocurrir.