Cuál es la técnica de pintado que utilizó Alberto Medina Mendieta al pintar la pintura mural de la iglesia Virgen del socavón en oruro Bolivia
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Espero te sirva!♥
Explicación:
La muerte lo atraviesa casi todo, tal vez se deba al fallecimiento prematuro de su padre, Alejandro Medina, herido de muerte durante la Guerra del Chaco. En la sala “familiar” hay dos retratos de su madre, doña Severa Mendieta Galindo. En uno, ella tiene 80 años; en el otro, solo medio siglo. La madre lo contiene todo. También está colgado otro cuadro revelador: es Feticida (1956) donde un gemelo sobrevive y otro muere tras el parto. Son sus dos nietos, hijos de Alejandro Boris. Mientras tanto, el retrato fotográfico en blanco y negro de Iván Bueno dialoga, de una punta a otra de la Sala Previa, con el retrato artístico de Oswaldo Guayasamín: la mirada de don Alberto es la misma y lo abarca todo.
No soy pesimista, por el contrario, todo lo que hago está hecho con el optimismo de despertar el espíritu de los demás; hacerles ver la realidad y cambiar su arrogancia por honestidad. Estoy seguro que algún día esto ocurrirá. (Alberto Medina Mendieta)
En la búsqueda en la casa de la Jaén (MedinArt Studio) que el maestro abría al público durante las Largas Noches de los Museos, aparecieron dos sorpresas: Juego de canicas (1968), la única litografía de su época parisina cuando don Alberto era un joven treintañero —becado por el Gobierno de París para estudiar grabado— en medio de las barricadas y las piedras del Mayo Francés. Sus aventuras en medio de la revolución las contó Néstor Taboada Terán en la revista orureña Cultura Boliviana. La otra sorpresa es una serie de seis sobre cartón prensado de los famosos cigarrillos Colorados.
El maestro Medina —galardonado en 2011 con el Premio Obra de una Vida del Salón Pedro Domingo Murillo— ha atravesado diversas etapas a lo largo de su prolífica vida: cultivó el naturalismo y el indigenismo, formó parte de los artistas sociales de la Generación del 52, desarrolló una fase cubista y abstracta, estuvo tras las huellas de Oswaldo Guayasamín —del cual fue amigo y con el que vivió en 1993 durante meses en Ecuador—, abrazó el color tras su etapa más telúrica/pétrea y terminó retornando a las acuarelas para las iglesias de provincia y las esquinas de la ciudad.
Si el arte es testimonio de la época que a uno le toca vivir, Medina Mendieta bebe/bebió de todas las corrientes, siempre con un estilo/universo propio, nacido desde las entrañas de los socavones. Pintó y pinta la Bolivia que vivió, atravesado por el compromiso social, por una cosmovisión, por lo andino/minero, por las palliris, por lo cotidiano de sus personajes urbanos/desheredados.
Me considero descendiente de la cultura uru-murato, o sea, pinto hace más de 10.000 años, los uru-muratos son considerados el pueblo más antiguo de América. He sido influenciado por ese medio geográfico/cósmico/mágico del lado oriental del lago Poopó; y por el medio social, soy de la clase media empobrecida, he vivido muy cerca de los centros mineros y por eso sé que el minero es el obrero más explotado y maltratado (Alberto Medina Mendieta)
Y si de formatos hablamos, los usó todos. Y cuando no había una técnica propicia a la mano, se la inventaba con soportes en materiales reciclados. Así, Medina es el creador del dibujo de fuego (pirodibujo), del arte naipe, del esmalte industrial sintético, del “collage” con láminas de polietileno y los hilo-dibujos (técnica al hilo de costura). La versatilidad y la habilidad riman en la obra del maestro orureño, siempre buscando, siempre a contracorriente, siempre libre. Considerado durante una de sus etapas pictóricas como el “Picasso andino”, el orureño rescata una frase del malagueño: “Picasso hizo siempre lo que le dio la gana, pintó como niño, pintó como grande, pintó figurativo, abstracto, vanguardia, murales…”.
El artista, actualmente, es un personaje íntegro, en todo el sentido de la palabra. Ya se han desechado las técnicas tradicionales en las cuales uno se especializaba. Ahora el artista tiene que saber y entender de todo, en técnicas, temáticas, formas… (Alberto Medina Mendieta).
El cuadro más enigmático/extraño de la exposición es, sin duda, Arcángel cosmonauta (1995). Es un óleo naif sobre lienzo, es un divertimento “kitsch” (otro rasgo colateral de su obra). Está colocado junto a un “auténtico” Medina Mendieta, Antepasados (2004). Es un astronauta disfrazado de arcángel arcabucero. O al revés: es un ángel virreinal lanzado al espacio con la bandera norteamericana en su casco. A ratos pienso que debería estar en el despacho de la embajadora gringa en La Paz. Por un (buen) puñado de dólares, obviamente, que sirvan para montar la casa/museo que don Alberto se merece.
Si mi obra dice algo, eso que lo define el espectador. Es inútil esforzarse por entender el arte, es un misterio divino. El arte no se entiende, se siente. Los artistas más famosos no son siempre los mejores. El marketing del arte actual se debe a una permanente apología del artista y su obra. La privatización del arte está creando verdaderos engrendros. (Alberto Medina Mendieta)