cuál es la realidad de la familia actual frente a los retos para la nueva generación
Respuestas a la pregunta
Explicación:
Pocos lugares comunes gozan de tanta solidez como aquél que preconiza la crisis y
transformación de la familia. Los debates suelen articularse alrededor de la cuestión de si este
cambio es para mejor o síntoma de un declive de la institución y su importancia para la vida
humana. Ni lo uno ni lo otro. Quizás la confusión provenga de una imagen conceptual que ha
sido labrada reiteradamente en el seno de tales debates, imagen que pasa por el bosquejo de una
realidad familiar mayormente compuesta de unas familias “tradicionales” frente a una presencia
creciente de formas que se apartan de tal modelo familiar tradicional; de resultas de esta situación, el
cambio en la institución familiar sería el vector resultante de las fuerzas contrapuestas que aportan,
por un lado, familias que no quieren cambiar y parecen añorar un pasado familiar idealizado y
otras que aspiran a resquebrajar los aspectos normativos de la institución para flexibilizar sus
fronteras y así, paradójicamente, encontrarse dentro de ellas. Pero esto nos deja con la sensación
de que no hacemos justicia a la realidad.
Lo que mueve a la escritura de este artículo es la firme convicción de que es necesario
revisar con paciencia el panorama cambiante de las formas familiares, porque de esta
revisión surge con presteza la idea de que no hay familias que cambien y otras que no,
como no existe una frontera nítida que separe lo que es “nuevo” en el terreno de la vida
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EL RETO DE LA NUEVAS REALIDADES FAMILIARES
PORTULARIA 3, 2003, [9-32], ISSN 1578-0236. © UNIVERSIDAD DE HUELVA
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IVÁN RODRÍGUEZ PASCUAL • SUSANA MENÉNDEZ ÁLVAREZ-DARDET
PORTULARIA 3, 2003, [9-32], ISSN 1578-0236. © UNIVERSIDAD DE HUELVA
familiar de lo que no lo es, sino una familia multiforme, unas familias, por tanto, que se ven
inmersas en un nuevo esquema de funcionamiento respecto de la sociedad que la acoge.
Atrás parece quedar el rígido modelo parsoniano de la segregación estricta de los roles
afectivo e instrumental y la confianza depositada en la familia nuclear como paradigma de
subsistema social en un mundo que ha sido testigo de múltiples acontecimientos que han
trastocado dicho modelo: la incorporación de las mujeres al mercado laboral (¿o quizás
deberíamos decir la ausencia de los varones del ámbito doméstico?); el fenómeno creciente
y complejo de la ruptura matrimonial; la transformación de las relaciones laborales y la
precarización del trabajo de los más jóvenes, que ya no permite que la vieja fórmula de
un cabeza de familia resulte eficaz en la persecución de cotas mínimas de bienestar; la
presencia de nuevas formas familiares que exigen un nuevo marco legal y social sobre
el que asentar su funcionamiento; la constatación, en fin, de que ha cambiado no sólo la
familia en sí misma, sino el escenario en que ésta se desenvolvía. Y es a esta mutación del
esquema general de interrelación familia-sociedad y a sus diversas manifestaciones prácticas
a lo que llamamos, en propiedad, “nuevas realidades familiares”.