Cuál es la influencia que tienen los políticos en las iglesias cristianas
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
que solo lo hacen por los votos
Explicación:
El fenómeno quedó reflejado en la última elección de Costa Rica, donde el predicador evangélico Fabricio Alvarado disputó la segunda vuelta con una postura conservadora, opuesta al matrimonio igualitario, la fecundación in vitro o el aborto.
Si bien Alvarado perdió el domingo 1º ante el oficialista Carlos Alvarado, por 61% a 33%, el hecho de que alguien que combina a tal punto religión y política llegara tan lejos en la carrera presidencial de un país como Costa Rica sorprendió a muchos.
En la región ya hay un presidente evangélico, el guatemalteco Jimmy Morales, y otros que buscan serlo en Venezuela, Colombia o Brasil, mientras en México un partido de base evangélica apoya al candidato izquierdista que lidera las encuestas, Andrés Manuel López Obrador.
En los últimos años el lenguaje que utiliza la Iglesia Católica no se distingue por su claridad. Tiene ese aire de vaguedad que caracteriza inconfundible mente a las posiciones dubitativas. Ha perdido incluso gran parte de la calidad estética, entre solemne y simple, a que estábamos acostumbrados. De ahí que la interpretación del lenguaje eclesiástico plantee serias y, a veces, insalvables dificultades. Pero hay que intentarlo.
En el artículo anterior me refería a las relaciones entre la Iglesia Católica y el capitalismo, y en este artículo me propongo analizar la actitud de la Iglesia en la evolución política de nuestro país. La permanente del episcopado español en su último comunicado se refiere a este tema, destacando, entre otras, las siguientes orientaciones o recomendaciones que me he permitido numerar al solo objeto de facilitar las referencias.
1. La Iglesia no desea el poder político ni apoyar en él su acción pastoral y, por consiguiente, no entra en el juego de los partidos políticos. Más aún, deseamos que la Iglesia en cuanto tal, en conformidad con la doctrina conciliar, y teniendo en cuenta nuestra experiencia histórica, se mantenga en una actitud de independencia respecto a los distintos partidos políticos.
2. Los cristianos tienen obligación de participar en la política.
3. Nadie debe pretender que su posición sea la única válida según el Evangelio.
4. Los cristianos deberán excluir todo apoyo a aquellos partidos o programas que sean incompatibles con la fe, como, por ejemplo, los que pretenden construir un modelo de sociedad determinada en la que se suprimen los derechos fundamentales y las libertades del hombre, o en la que el lucro sea el motor esencial del progreso económico, la concurrencia de ley suprema de la economía y la propiedad privada de los medios de producción un derecho absoluto. Igualmente, no deberán colaborar con los que empleen la violencia, el odio y la mentira para conseguir sus fines.
5. Consideramos que tanto los obispos como los sacerdotes y los religiosos no deben asumir funciones de militancia activa y de liderazgo en los partidos políticos.
6. La Iglesia, en la medida de sus posibilidades, y utilizando siempre medios conformes con el Evangelio y de acuerdo con su misión temporal, no puede menos que:
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