¿cuál es la importancia de los acuerdos de paz en sociedades que viven en conflicto?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El Estado colombiano tiene una responsabilidad histórica e indelegable, en construir la paz, pero ello no será posible como consecuencia de una iniciativa exclusivamente gubernamental. Dada su complejidad, no podrá lograrse como resultado de una negociación exclusiva entre el Estado colombiano y la insurgencia alzada en armas, no sólo porque el problema no es únicamente militar: desde el principio fue económico, político y cultural, sino porque, especialmente en los últimos años, ha venido alcanzando el espacio público. Y no únicamente en el limitado y logrado campo de los medios de comunicación, sino que a cada momento crece el número y la calidad representativa de sectores de la sociedad civil que reconocen que el conflicto como tal, y sus eventuales soluciones, involucran directamente al conjunto de los estamentos y determinan el proyecto de sociedad que podamos construir hacia el futuro.2Por esta ampliación creciente de quienes se interesan y concurren en el tema, se ha pasado rápidamente a superar la singularidad de la participación centrada en los gremios para incluir, en la reflexión y el examen de la problemática, tanto a grupos y miembros individuales con poder de los sectores económicos, como a organismos no gubernamentales y a movimientos incipientes de organizaciones de base que los sectores populares han venido conformando y consolidando autónomamente con reconocimiento como actores reales de la vida nacional. En el orden temático, el espectro de consideraciones -sin desconocer (al contrario redimensionando), el peso específico que tienen las componentes política y militar (junto con la económica y la social)- se ha venido haciendo más complejo para incluir, además de la conformación de una férrea voluntad de paz ampliamente compartida, la construcción de referentes que cubran aspectos tan fundamentales como la atención psicológica de los afectados diariamente por el conflicto y los efectos que el mismo tiene en la creación de los imaginarios de los ciudadanos colombianos hacia el futuro.
3De esta manera, a la par con problemas tan intensos como la extrema pobreza de amplios sectores de la población, la debilidad de nuestro sistema democrático y la fragilidad misma de la vida en medio de la guerra, se ha venido consolidando la emergencia de movimientos por la paz que con muchas dificultades y recelos intentan una nueva manera de concebir la convivencia y la solidaridad, y de hacerlas posibles; de debatir y entender el progreso en función del desarrollo humano sostenible; de buscar en el entorno social sus propias oportunidades de crecimiento y asumir un compromiso directo con la defensa de la vida, la superación de la miseria y la consolidación de la democracia.
4En gran medida por ese movimiento de muchos ciudadanos -a pesar de su incipiencia organizativa, teórica y política-, tanto por la extensión de su cubrimiento como por la creatividad y dinamización de sus métodos y prácticas, así como también por la cualificación y profundización de su responsabilidad social y política, es claro que la paz no se obtiene sólo con silenciar las armas: los acuerdos deben ir a las raíces mismas del problemas social y político para desactivar los factores que reproducen la violencia, construir mejores condiciones para la convivencia democrática y mayores oportunidades para la superación de la pobreza y para garantizar la permanencia de la convivencia social y política, y solidificar la cultura de manejo del conflicto por vías civilistas. Es por ello que se habla de nuestra guerra interna como un conflicto social y armado.
Explicación: