Cuál es la importancia de leer determinadamente un contrato antes de firmarlo
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La importancia de leer antes de firmar:
No firmes nada que no entiendas. Es una estupidez, si tu no lo entiendes, alguien lo entenderá, todo lo que se pone en una escritura es importante, tiene su por qué y su para qué. El notario tiene el deber y el placer de informarte de todo lo que contiene la escritura y tu no entiendas, pero además no te cobrará más por ello.
Las prisas no son buenas consejeras. Ir con prisas a una notaría puede hacer que no actuemos reflexivamente, y nada positivo obtendremos por ello.
No preguntes al vecino. Simplemente, porque no tiene ni idea. Para ser notario hace falta estudiar una carrera universitaria y unas oposiciones muy difíciles ¿no será que eso prueba que no es tan fácil y que la notaría es algo más que ir a “echar una firmita”?. El notario, ni es mejor ni peor que nadie, incluso ni sabe más derecho que otros juristas, pero el que sí que no sabe derecho es el vecino, y en el mundo del derecho, como en la vida, no hay dos casos iguales. En todo caso piensa, si el vecino se equivoca, lo pagaréis los dos, pero las equivocaciones del notario las paga él, quizá por eso el notario no te va a decir lo que quieres oír, pero siempre te dirá lo que debes de escuchar.
Acude a cualquier Notario menos al que te recomiende el banco. Fundamentalmente porque el banco no mira por tus intereses sino por el suyo. Eres libre de acudir al Notario que más te guste y que más confianza te ofrezca, o el que mejor se adapte a tus necesidades.
Si haces un poder, limítalo en el tiempo. No es bueno tener confianza ciega en nadie, por lo que es muy conveniente limitar lo máximo posible las facultades que concedemos al apoderado, dado que los poderes los carga el diablo. No existe la confianza infinita, por lo que limitar el poder en el tiempo, sólo producirá la necesidad de otorgar un nuevo poder cuyo coste (poco más de 60 euros) es muy inferior a las consecuencias que tiene dejar que alguien indefinidamente pueda actuar en nombre nuestro. Pide una copia simple del poder y consérvala, así será muchísimo más fácil la revocación, y en cualquier momento podrás comprobar si has dado o no demasiadas facultades al apoderado.
Si vas a casarte, haz capitulaciones matrimoniales. Primero porque la sociedad de gananciales no tiene mucho sentido en la sociedad actual, pero aunque no fuera así, porque las capitulaciones matrimoniales son algo más que el régimen económico del matrimonio.
Haz testamento. Lo hagas o no lo hagas, acabará muriéndote, y sin embargo los tuyos te lo agradecerán (especialmente tu cónyuge). El coste rara veces supera los 40 euros y el número de problemas que evita, así como las incomodidades que dejan de padecer quienes te quieren, compensa ese gasto.
Haz un poder preventivo. El poder preventivo es más importante incluso que el testamento, y nuevamente estamos hablando de un documento muy económico. Piensa que con el testamento resolvemos los problemas ajenos cuando faltemos nosotros, pero con el poder preventivo estamos anticipando y resolviendo nuestros propios problemas.
Medita bien si debes o no poner los bienes a nombre de tus hijos. En primer lugar, porque el amor que tiene un padre por sus hijos no es el mismo que estos tienen por aquellos, y eso de repartir la herencia en vida, no siempre es recomendable. En segundo lugar porque los hijos, acaban saliendo de casa, y si se casan acaban siendo “los hijos y sus circunstancias”, y esas circunstancias no tienen por qué querernos. En caso de divorcio, puedes ver que la casa que con tanto esfuerzo conseguiste para tu hijo ó hija, puede que sea disfrutada por otra persona que ha podido hacerle mucho daño a quien tú quieres.
Si quieres ayudar a tus hijos haz una donación, pero no los afiances. Con la donación sabes exactamente que pierdes, pero con la fianza puedes perderlo todo, y además perjudicar a otros hijos mucho más de lo que imaginas
Si tienes una empresa, constituye una Sociedad Limitada. Responder con todo tu patrimonio de tu actividad es una temeridad, que no sólo te perjudica a ti, sino a tu familia, y tus acreedores no tienen por qué tener compasión. Además si organizas bien la sociedad, puedes usarla para ir dando entrada poco a poco a tu familia en la empresa.