¿Cual es la importancia de la hospitalidad?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Se trata de darse cuenta de la importancia de la hospitalidad, y la capacidad de dar respuestas al otro.
Después de todo, el turista está en la ciudad aunque no es de la ciudad.
Es un individuo -como bien lo señaló en 1908 el filósofo alemán Georg Simmel- “que reúne en sí la unidad de la distancia y la proximidad”.
En cualquier tiempo y lugar, los humanos se han caracterizado por sus ansias de viajar y conocer otras tierras. Por eso es crucial recuperar el concepto de hospitalidad, que es por definición necesariamente gratuita y sin exigencia de reciprocidad.
No hay que confundir al turista con un simple viajero. Por ejemplo, no es lo mismo un turista que un peregrino, que el estudiante en busca de iniciación, que el comerciante ambulante, e incluso que el vagabundo; aunque todos de uno y otro modo van dejando las huellas de su paso.
El turista consume paisaje, arquitectura, cultura, sol, playa, etcétera. Se desplaza porque tiene capacidad de renta.
La relación precios y calidad del servicio que recibe, el saber que está en una ciudad y no en un mero decorado preparado para la temporada, son clave; pero más esencial es la capacidad de ser anfitriones, de ser hospitalarios. El turista podrá estar más o menos satisfecho con lo que consume, con lo que ve, pero en donde será decisivo es cuando siente que fue bien atendido, “como en casa”.
En Gualeguaychú existe un proverbio que siempre es bueno recordarlo porque no siempre se aplica: “Hay que vivir del turismo, no del turista”.
Esto no sólo está vinculado con la relación precios-calidad de los servicios, que tiene que tener su equilibrio, sino esencialmente de una atención esmerada, respetuosa, porque ese “extraño”, el turista, genera una riqueza que redunda en importantes beneficios colectivos.
Se ha dicho hasta el hartazgo que las riquezas que genera el turismo son democráticas, porque se comparten entre los distintos operadores del rubro.
¿Cómo está Gualeguaychú en materia de hospitalidad? La respuesta no puede ser rápida y para ocultar la realidad, de ocasión. La respuesta debe convocar a la reflexión y debe consolidar la construcción de nuevas posibilidades. No es un examen, sino un permanente monitoreo para que nadie olvide que en estos tiempos, tratar bien al turista implica contribuir al futuro.
La cordialidad no es una materia prima que se obtiene en algún mercado. Eso es imposible. Pero implica una base indispensable si se piensa en términos de crecimiento. Muchos operadores tienen sus clientes de años. Regresan porque fueron tratados bien. Ese es el principal motivo. Es una buena señal y es una experiencia ya probada por su éxito. No hay motivos para dejar de ser cordiales, siempre y en todo lugar, con o sin el turismo. Una ciudad cordial se asegura el futuro, mucho más que cualquier emprendimiento económico.
Esta temporada tiene muchas urgencias, especialmente en materia de recupero por las que se perdieron en años recientes. Que la ansiedad no eclipse el concepto de la hospitalidad.
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