Cuál es la idea central y secundario del texto che vallemi.
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Respuesta:
El último informe de UNICEF revelado parcialmente en estos días, demuestra que algo pasa en la sociedad colombiana, que no ha sido suficientemente analizado. Colombia aparece en este estudio como el segundo país, después de Haití, donde las mujeres y los niños sufren las peores situaciones. La violencia contra la mujer ha sido una constante en esta sociedad de manera que se viene cocinando una Ley, por parte del Partido Liberal, que refuerce las acciones judiciales para penalizar realmente este tipo de abusos y vejaciones a que se ven sometidas las mujeres del país. La experiencia española ha sido tan positiva que se ha convertido en modelo para el país y con cuidado se analizan estas normas. Pero como si este hecho no fuera ya preocupante, últimamente se han disparado las denuncias sobre abusos contra los niños hasta el punto en que es casi un hecho diario la muerte de un menor como consecuencia de la violencia ejercida por sus padres, familiares, vecinos y desconocidos. Es tal la magnitud que ha alcanzado este hecho, que surge la duda de si es un fenómeno reciente o si lo que sucede es que por fin está saliendo a la luz pública. La verdad es que la sociedad colombiana está demostrando graves patologías sociales que tiene que entender para poder encontrar una verdadera solución. Con razón, el país está conmovido con lo que está sucediendo con los niños colombianos y se habla de nueva legislación para frenar estos abusos.
Estos indicadores de descomposición no deben ser ajenos a la dura realidad a que ha estado sometido el país durante siglos. La violencia se ha transformado pero ha sido una constante para dirimir diferencia y problemas no resueltos, como el de la tierra que ahora lejos de resolverse se ha agravado; la pobreza y la miseria que lejos de resolverse se incrementan en sectores como el rural; el conflicto armado, su agresividad, sus formas de actuar han hecho de esta forma de actuar algo cotidiano. La civilidad, como principio de comportamiento, se ha venido perdiendo de manera acelerada. El narcotráfico, la fuente de muchos de nuestros males, ha impuesto comportamientos que se alejan de lo deseable. Ha introducido anti valores como el dinero por encima de todo, la mujer como objeto sexual, la violencia como elemento de convivencia. Y no han surgido los anticuerpos para frenar este proceso dañino.
Ya no se trata solo de un nuevo modelo de desarrollo que coloque al país en la verdadera senda de la modernidad sino de encontrar ese modelo de sociedad que el no tiene. Cuáles son los verdaderos valores que se deben promover; cómo se atacan las expresiones de violencia a todo nivel; cómo se protegen los niños, que no son solo el futuro sino el presente de este país; como se logra que los valores patriarcales se renueven para que el país disfrute de las ventajas de tener no solo una mujer nueva sino un hombre nuevo, de manera que las relaciones entre los géneros sean civilizadas. No serán solo leyes y normas las que lograrán este profundo cambio, sino la concientización de la sociedad colombiana a todo nivel, lo que permitirá este trascendental y necesario cambio en el comportamiento de los individuos.
Colombia no es el paraíso terrenal que muchos creen por los inmensos beneficios de que disfrutan sectores de altos ingresos. Es una sociedad que requiere recomponer su tejido social y encontrar un norte en el cual la civilidad predomine sobre la violencia como mecanismo para resolver las inevitables contradicciones. Y para lograr este profundo cambio, es fundamental empezar a reconocer los problemas que se toman con frecuencia en una forma muy olímpica. Se requiere que organismos internacionales denuncien nuestros problemas para que empecemos a reconocerlos y a avergonzarnos.
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