Religión, pregunta formulada por quirogaguevaral, hace 1 año

cual es la emoción más importante del cuento candela​

Respuestas a la pregunta

Contestado por stiven2222
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Respuesta:

A candela le pesan los zapatos

1. A Candela le pesaban los zapatos A Candela le pesaban mucho los zapatos cuando su padre la llevaba por las mañanas camino del colegio. —Vamos, Candela, que llegamos tarde —le decía su padre mientras tiraba de ella. —No quiero ir. ¿Por qué no te quedas conmigo en el cole? Hoy nos va a enseñar la profe las letras. —Yo ya me sé las letras, Candela. Y además tengo que irme a trabajar —le respondió su padre con paciencia. —No me gustan las letras que me enseña la profe — dijo enfadada Candela—. Siempre es Ignacio el que se las sabe todas. —Se quedó pensativa—. Además, para qué me sirven las letras, si mamá me lee los cuentos por la noche. A ella lo que sí le gustaba era que su madre le leyera cuentos antes de irse a dormir. Era su momento favorito. Acurrucarse a su lado mientras le hablaba de una cebra a la que se le fugaban las rayas de su vestido. O escuchar la historia de Juanito y las habichuelas mágicas. Mientras su madre leía, ella miraba hacia un punto fijo y se concentraba mucho en lo que escuchaba. Y se subía con facilidad al mismo árbol por el que trepaba Juanito, o se iba con la cebra a recuperar cada una de las rayas que había perdido. Pero eso de leer… No le hacía ninguna gracia. Confundía la de de dedo con la pe de perro. Y, además, ella nunca se atrevía a responder cuando la profesora hacía una pregunta en clase. Miraba a su alrededor y pensaba que los demás niños se sabían la respuesta mucho mejor que ella. Era como si alguien invisible le borrara de la frente con una goma todas las ideas que tenía en la cabeza. Su padre la dejó en el colegio, pero a regañadientes. Aquella mañana, Margarita, la profe, sacó un gran cartelón en el que aparecía la letra jota y una palabra: jabón. —A ver, quién me dice más palabras que empiecen con la letra jota. Candela se escurrió en el asiento y se colocó de forma que la profesora no la pudiese ver, no fuera a ser que le preguntara a ella. Y se puso a dibujar nerviosa muchas jotas en el margen de su libro de Lengua (J J J J J J…). Su corazón se  se puso a palpitar sin control, bum bum, y se llevó la mano a la frente. Como siempre, tenía esa sensación de que alguien le borraba las ideas… —¡Jirafa! ¡Jamón! —se adelantó Ignacio—. ¡Esta letra está chupada! —Candela, di alguna palabra más —se dirigió a ella

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