cual es la dimension moral y politica
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La concepción clásica de la política, entendiéndose por eso la concepción greco-romana de la política, configuró durante siglos una cultura plagada de preguntas, dice Rafael M. Sanz de Diego en su obra “Moral Política” (BAC, 2012), esas preguntas tenían que ver con el bien, la justicia, la moralidad y las formas ideales de vida comunitaria.
Las ideas sobre la política tomarían un nuevo sesgo a partir del siglo XVI cuando Maquiavelo las desacraliza a partir de una teoría que desde entonces ha tenido muchos adeptos y que se sustenta en el paradigma de que la política es una actividad separada de la moral y de la religión, idea que se aparta del pensamiento dominante de autores como Aristóteles, Cicerón, Séneca, Marco Aurelio, Santo Tomás y muchos otros que fundamentan su doctrina en el derecho natural y en la noción de que el fin de la política es el bien supremo.
Para Aristóteles, la política pone su mayor cuidado en hacer a los ciudadanos hombres buenos, obradores de buenas acciones. Sostiene que el verdadero hombre de Estado ha de ocuparse de la virtud más que de otra cosa desde el momento que quiere hacer a sus ciudadanos hombres de bien y obedientes a las leyes. Santo Tomás afirma que la finalidad moral para el que existe el gobierno político implica que la autoridad debe estar limitada y que debe ejercerse solo de acuerdo con la ley.
Álvarez Turienzo en “Historia de la Ética” explica que Santo Tomás concede atención especial a la moral política y que la acción de gobierno ha de ser juzgada por criterios éticos, que en esos criterios éticos ha de basarse la instrucción de los príncipes, que la ética del buen gobierno se resume en la práctica de la justicia y virtudes subordinadas, y que la práctica de esa virtud garantiza la consecución del bien común; por lo que la vida política no ha de separarse de la moral, ni del derecho.
Llegada la Edad Moderna, dice Sanz de Diego, se dieron varios pasos que profundizaron la separación de la moral y la religión de la política, la lucha del rey Felipe IV el Hermoso con el Papa Bonifacio VIII provocaron una serie de reflexiones teóricas de Marsislio de Padua, Juan de Jandum y Guillermo Ockham. Más tarde, con Maquiavelo surgirá “una gramática para la conquista y conservación del poder”, y sobre todo, una declaración de que las formas de vida comunitaria son independientes de la moral y, más concretamente, de la concepción cristiana de la moral.
Como consecuencia de ese giro, dice Sanz, la pregunta por la mejor forma de vida comunitaria se vio sustituida por la pregunta acerca del mejor modo de consecución y mantenimiento del poder y que el lenguaje político perdió carga normativa y adquirió fuerza descriptiva y analítica, además de que decretó el divorcio entre vida política y moral, al tiempo que se iniciaba un proceso de separación entre la política y la sociedad, proceso que se agudizó a medida que el pluralismo religioso nacido de la Reforma protestante, el desarrollo de la cultura ilustrada, el triunfo de la modernidad y que la irreversible secularización de la vida pública se convertían en las normas dominantes de una cultura política que, en muchos momentos de su historia, ha llegado a prescindir de todo tipo de apelaciones morales en el quehacer político.