Filosofía, pregunta formulada por pazisidoravelizvega, hace 2 meses

¿Cuál es la diferencia entre un diálogo de sordos y un dialogo infecundo?

Respuestas a la pregunta

Contestado por oscarnandez965
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Respuesta:

Lo único que puedo decir en relación a lo que ocurre en este país nuestro es que me embarga una profundísima tristeza. Como tantas veces antes en la historia, las situaciones difíciles dan vitalidad a sentimientos extremos. Y esta crisis económica que sufrimos desde hace una década ha cambiado muchas cosas convirtiéndose en un desencadenante, no únicamente en el ámbito económico o financiero, sino en el social y político dando lugar al resurgir de formas extremas de pensamiento que muchos hubiéramos dado por superadas y que ya solamente deberíamos analizar en los libros de historia. Estos sismos han puesto sobre la mesa multitud de debates y discusiones por todas partes, emotivos por un lado, culturales por otro, estructurales, tendenciosos y manipulados en un inmenso porcentaje, usados como inyección electoralista en otras tantas olvidando que todo político se debe a los ciudadanos y no a sus deseos interesados (qué utópico suena ¿verdad?). Todo eso, sumado a los innegables errores acumulados a lo largo del tiempo por unos y otros, y debidamente estrujado con fines egoistas, da como resultado un batiburrillo en el que la verdad como concepto desaparece utilizada torticeramente por todos y coreada dócilmente por las masas seguidoras de cada cual dispuestas a creer a pie juntillas todo lo que “sus amados líderes” les digan. Evidentemente estas situaciones nacen porque hay, más o menos latente, un caldo de cultivo, ya muy longevo, que las mantiene alimentadas y, por otra parte, corrientes (vamos a llamarlas así) dispuestas a poner en práctica eso de “a río revuelto, ganancia de pescadores” en cuanto la oportunidad lo permite o el interés lo estimula. Tanto es así, que inmersos en el batiburrillo hasta el cuello, ha nacido un nuevo calificativo despreciativo: “eres equidistante“. Eso implica la tragedia de convertir la razón, el sentido común, la educación y el respeto hacia todo y todos en un estado de traición que no abraza la causa de ninguno de los bandos. Bandos, claro está, que en un diálogo de sordos, creen estar todos en posesión de la verdad absoluta. ¡Ni un paso atrás! Por cierto, llegados a este punto aclaro que cuando digo bandos muchos pueden entender que son dos, error, en este problema actual, hay más de dos, bastantes más de dos.

Dice la RAE: Diálogo de sordos. Conversación en la que los interlocutores no se prestan atención.

Los modelos se agotan y, visto lo que vemos y, seamos sinceros aunque lo hayamos querido negar o parchear, lo que llevamos viendo muchos años (pero muchos) y que nos hace vivir una situación de “dejà vu”, no se va a solucionar de forma lineal y siguiendo el mismo camino que nos ha llevado hasta el lugar triste donde nos encontramos. La realidad, ese manido “coche de trenes” es un diálogo de besugos.

Dice la RAE: Diálogo de besugos. Conversación sin coherencia lógica.

Lo que tenemos por delante, en la opinión de este ciudadano, solamente tiene dos caminos. El primero es dejar que los trenes choquen con todas las consecuencias habidas y por haber (ajo y agua) y, luego, lamentar las consecuencias y, obviamente, culpar al contrario defendiendo que se ha actuado correctamente en conciencia ya que se estaba en posesión de la verdad absoluta. Y la segunda es la más difícil, el diálogo.

Dice la RAE: Diálogo. 1.- Conversación entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos. 2.- Discusión o trato en busca de avenencia.

Y para dialogar hay que establecer un marco común de diálogo. Ese marco no puede ser el asalto a la Legalidad o su uso interesado. Y he escrito legalidad con mayúscula porque hablo de la legalidad real, no de la interpretación que hagamos cada uno de ella.

Diálogo significa flexibilizar las posiciones y pensar que, seguramente, nadie esté en posesión de la verdad absoluta y que sea necesario pensar cómo queremos vivir y qué modelo de convivencia queremos y que, para ello habrá que ceder e intentar ver las cosas desde diferentes perspectivas dejando de lado “dogmas de fe”. La Constitución de 1978 tiene un espacio de privilegio en la historia de España por lo que significó y por el nuevo país que nos ha permitido crear (muchas generaciones no hemos vivido y sufrido el punto de partida y no lo sabemos valorar y, a muchos, ni siquiera les han educado para ello). Pero no podemos negar que es necesario sentarse y revisar la Carta Magna o estaremos condenados a repetir el mismo drama una y otra vez.

España no puede ser eternamente un país de vencedores y vencidos.

Explicación:

listop


oscarnandez965: gracias
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