cual es el tema de el texto de el aguila y el raton POR FAVOOR ES PARA HOYY
Respuestas a la pregunta
es lo que se , me marcas como la mejor respuesta
Explicación:
EL RATÓN LISTO Y EL AGUILA AVARICIOSA
El ratón inteligente y el águila avariciosa
Había una vez un águila que vivía en uno de los picos más altos de los Andes. Desde allí, planeaba cada día en busca de alimento. Tenía una vista y unos reflejos extraordinarios, y no había presa que se le escapara.
Un día, en uno de sus vuelos, descubrió un pequeño ratón que no paraba de moverse de uno a otro lado. Lleno de curiosidad, no se lo pensó dos veces, y se plantó a su lado. Entonces, le preguntó:
- Perdona, ratón, ¿se puede saber qué haces? He visto desde lo alto cómo te mueves. ¡No paras quieto ni un segundo!
El ratón, que se asustó mucho, intentó aparentar tranquilidad, aunque estaba lleno de pánico:
- Nada, nada- le dijo lo más tranquilo que pudo- Solo busco comida para mis hijitos.
El águila no se ablandó nada al escuchar aquello. Es más, comenzaba a tener hambre, y no le importaba lo más mínimo que el ratón tuviera hijitos. Así que le tuvo que dar al ratón la terrible noticia:
- Pues lo siento mucho, pero tengo mucho hambre, y voy a tener que comerte.
El ratón entonces comenzó a pensar y a pensar. No podía vencer al águila porque él era muy pequeña. Tampoco escapar, porque no era tan rápido como ella. Así que pensó en usar el ingenio:
- ¡Espera! Te ofrezco un trato: si no me comes, te daré a mis 8 hijos.
El águila pensó... Desde luego, era una oferta suculenta: mucho mejor ocho ratoncitos que uno solo. Le pareció muy interesante, y aceptó.
- ¡Perfecto!- contestó el águila. Acepto tu oferta. Llévame hasta ellos.
El ratoncito le guió hasta su madriguera, pero cuando llegó, le dijo:
- Espera aquí, águila, porque no cabes en la madriguera. Entraré a decirles que salgan... - Y el ratoncito entró y desapareció de su vista.
El tiempo pasaba y pasaba y el águila se impacientaba:
- ¡Venga, ratón, sal ya, que no tengo todo el día!
Y fue entonces cuando el águila comenzó a entender que el ratón se había burlado de él. Es más: al mirar por el agujero, vio un complejo entramado de galerías muy estrechas, comunicadas entre sí. ¡Era imposible adivinar por dónde había ido el ratón!
Y así fue cómo el águila, cegado por la avaricia, se quedó sin nada y cómo el ratón, gracias a su astucia, consiguió escapar de las garras del águila