¿Cuál es el problema que no permite contribuir al desarrollo de los bienes públicos y que alternativas de solución darías?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Bienes públicos y LEGO, una solución alternativa
Una de las partes esenciales de la democracia es la toma de decisiones colectivas con respecto al uso y administración de los bienes públicos. Desde un parque, hasta un puente, caminos, banquetas, plazas y camellones son todos ejemplos cercanos del lugares comunes que todo ciudadano tiene derecho a usar y disfrutar. Pero los gobiernos locales han dejado de lado al ciudadano y a la comunidad en el diseño de estos espacios. Tal vez la teoría económica y algunos bloques de LEGO puedan ayudar a solucionar este problema.
Los bienes públicos, dentro de la literatura económica, son aquellos que son de forma simultánea no rivales y no excluyentes. Es decir, bienes que por sus características es difícil de cobrar individualmente por su uso y cuyo uso por una persona no evita que otra también la use al mismo tiempo. Algunos ejemplos de la versión más laxa de esta definición son los parques y el alumbrado de las calles y banquetas.
El detalle con los bienes públicos es que pueden ocurrir problemas como “la tragedia de los comunes”. Esto es que los incentivos individuales para utilizar un bien público lleven a resultados de sobreexplotación o descuido. En gran medida este problema de incentivos se da por el desconocimiento del impacto que tiene la acción de un individuo sobre la acciones colectivas. En resumidas cuentas, un bien público lo usan todos pero nadie lo cuida. Por ello el gobierno actúa para mantenerlo y crear las reglas que lleven a aprovecharlo de la mejor manera.
Pero el gobierno no siempre es bueno cuidando los bienes públicos. Así, vemos como parques y camellones están en situaciones deplorables y de abandono. En gran medida porque no han sido diseñados para ser bien usados y aprovechados. El gobierno local se ha dedicado a volverlos una estadística más de éxito, sin medir su verdadero uso e impacto. Entonces, se puede observar como algunas delegaciones del D.F. se jactan de tener la mayor cantidad de parques o la mayor cantidad de gimnasios públicos, obviamente sin mencionar su estado y uso.
Aquí regresamos a la parte democrática y la toma de decisiones. Los gobiernos locales han dejado de lado la discusión pública acerca de dónde poner los parques y los gimnasios así como su uso. Han dejado de ver quiénes son sus usuarios y qué necesidades tienen. Ningún padre o madre estaría de acuerdo en poner juegos para sus hijos en un camellón de una avenida de alta velocidad junto a un cruce con muchos choques, no obstante existen muchos de estos casos.
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