¿Cuál es el nivel de la lengua utilizado por las personas de mayor preparación académica y qué se distingue por su uso preciso?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
En el cuerpo de este capítulo nos planteamos:
– ¿Cómo puede llegar el alumno a realizar las tareas, las actividades y los procesos y a
desarrollar las competencias necesarias para la comunicación?
– ¿Cómo pueden facilitar estos procesos los profesores ayudados por sus distintos servicios de
apoyo?
– ¿Cómo pueden las autoridades educativas y otras personas con capacidad de decisión
planificar bien los currículos de lenguas modernas?
En primer lugar, sin embargo, debemos analizar más a fondo los objetivos de aprendizaje.
6.1. ¿Qué tienen que aprender o adquirir los alumnos?
Las afirmaciones respecto a los fines y a los objetivos del aprendizaje y de la enseñanza
de lenguas deberían fundamentarse en la apreciación de las necesidades de los alumnos y de la
sociedad, en las tareas, las actividades y los procesos lingüísticos que los alumnos tienen que
llevar a cabo para satisfacer esas necesidades y en las competencias y estrategias que deben
desarrollar para conseguirlo. En consecuencia, los capítulos 4 y 5 intentan establecer lo que es
capaz de hacer un usuario de la lengua totalmente competente, así como los conocimientos, las
destrezas y las actitudes que hacen posible estas actividades. Se hace de la forma más
integradora posible, teniendo en cuenta que no podemos saber qué actividades le resultarán
importantes a un alumno concreto. Los citados capítulos indican que, con el fin de participar con
total eficacia en los acontecimientos comunicativos, los alumnos deben haber aprendido o
adquirido lo siguiente:
– Las competencias necesarias, tal y como se detallan en el capítulo 5.
– La capacidad de poner en práctica estas competencias, como se detalla en el capítulo 4.
– La capacidad de emplear las estrategias necesarias para poner en práctica las competencias.
Con el fin de representar o de conducir el progreso de los estudiantes de lenguas, resulta
útil describir sus capacidades en una serie de niveles sucesivos o escalas. Tales escalas se han
presentado en el lugar apropiado de los capítulos 4 y 5. Cuando se representa gráficamente el
progreso de los alumnos a través de las primeras etapas de su educación general, en un momento
en que no se pueden prever las necesidades de sus futuras carreras, o siempre que se tenga que
realizar una evaluación general del dominio de la lengua que posee un alumno, puede resultar
muy útil y práctico combinar varias de estas categorías para formar una caracterización sumaria
y única de la capacidad lingüística, tal y como se hace, por ejemplo, en el cuadro 1 del capítulo
3.
Una mayor flexibilidad se ofrece en un esquema como el del cuadro 2 del capítulo 3,
pensado para la autoevaluación del alumno, en el que las distintas actividades de la lengua se
escalonan de forma separada, si bien cada una de ellas se presenta otra vez de forma global. Esta
presentación permite definir un perfil en casos en los que el desarrollo de las destrezas sea
irregular; incluso se proporciona una mayor flexibilidad mediante la gradación por escalas, de
forma detallada y separada, de subcategorías, como en los capítulos 4 y 5. Aunque todas las
Marco de referencia europeo para el aprendizaje, la enseñanza y la evaluación de lenguas
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capacidades presentadas en esos capítulos tienen que ser utilizadas por el usuario de la lengua
para abordar con eficacia toda la serie de actos comunicativos, no todos los alumnos querrán o
necesitarán adquirirlas en una lengua no materna. Por ejemplo, algunos alumnos no necesitarán
la lengua escrita, mientras que a otros puede que sólo les interese precisamente la comprensión
de textos escritos. Sin embargo, eso no implica necesariamente que dichos alumnos vayan a
limitarse a las formas hablada y escrita de la lengua respectivamente.
Explicación: