cual es el conficto personajes de Dolores y Fermín de la obra malasangre?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La casa familiar en la que transcurre la pieza es una gran alegoría de la Argentina, o por lo menos de la provincia de Buenos Aires, de aquello que Rosas en su momento construyó como la Argentina federal, como territorio dominado por el yugo de sus caprichos. Este país y, por consiguiente, la casa de Benigno y su familia, se rigen bajo el método de la violencia y el terror. La fecha en la que fue estrenada esta obra es sugerente respecto de los tiempos que corrían y que, de algún modo, repetían la historia de la época rosista. El “proceso de reorganización nacional” estaba llegando a su fin y muchos de los artistas exiliados volvían al país. La violencia de la casa familiar de La malasangre y la de la Argentina de Rosas se vuelve contemporánea, mimética, realista, perdiendo su carácter alegórico. “En el teatro, específicamente, connotar se vuelve sinónimo de denotar. Este código es posible gracias al binarismo de las fuerzas en juego: se sabe muy bien quién es el enemigo y de quién no se puede hablar”.1
Dolores fue criada desde la violencia, sin conocer otra forma, y no podrá salir de eso más que por un momento, aquel en el que encuentra el amor; pero para volver indefectiblemente, conducida, obligada por su padre, al gran círculo de la violencia.
Cuando entramos a la escena2 o cuando nos adentramos en la lectura de las acotaciones que describen el salón de la casa del terrorífico Benigno, nos topamos con todas las gamas del rojo: “…paredes tapizadas de rojo granate. La vestimenta de los personajes varía también en distintas tonalidades de rojo”.3 El rojo es el color de la divisa federal, de la mazorca, de Rosas, de la sangre. De sangre se vestirá cada uno de los personajes, excepto Rafael, al que “vestirán” de rojo (“rojo sangre”) al final de la pieza. Benigno es el que lleva el rojo más intenso, más macabro, el rojo-muerte: “El padre que viste de rojo muy oscuro, casi negro…” (p. 57). El Rafael-cadáver que Dolores puede llorar en la última escena es la presentificación de los cadáveres ausentes, de los cadáveres que no pueden ser llorados, que no se sabe dónde están. El terror escénico se ubica en el espacio vacío, cubre el vacío social a través del símbolo no simbólico, de la obviedad, de la alusión evidente.
La violencia se instala desde la simbología del propio color del federalismo, y entramos así al universo violento de la familia con