¿Cuál es el centro de predicación del mensaje de Jesús? seria los milagros, el reino de dios o la paz.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Religion
Explicación:
Los milagros creo yo
Cuál es el centro de predicación del mensaje de Jesús? He tenido la oportunidad en muchas ocasiones de hacer tanto a jóvenes como adultos la siguiente pregunta: ¿Cuál es el centro de la predicación y vida de Jesús? Puedo dar fe de la cara de perplejidad que se les queda, especialmente si son personas medianamente formadas en la fe, tras años de catequesis o clases de religión. La mayoría dicen que el centro del Evangelio es el mandamiento del amor, otros que la vida eterna, y otros muchos la Salvación. Todo eso es verdad, pero no es el centro de la vida y predicación de Jesús. El comenzará así su evangelio: «Convertíos porque esta cerca el Reino de Dios» Y toda su vida esta al servicio de este Reino, incluidas su muerte y Resurrección.
A poco que nos fijemos en los evangelios descubriremos que las parábolas son las parábolas del Reino. «El reino de Dios se parece&hellip.» Los milagros son, los signos de que ese Reino ya está entre nosotros. Las Bienaventuranza son las leyes de ese Reino asentadas en una ley superior, que es la del amor, un amor de ágape, de entrega, amor incluso a los enemigos. La oración que enseña a sus seguidores tras reconocer la santidad de Dios es "»que venga a nosotros tu reino» La defensa de ese Reino le llevo a la cruz, y Pilato le proclamó Rey, así aparece en el letrero que puso encima de la cruz, y la esperanza futura de su reino se realiza ya en la Resurrección de entre los muertos abriendo el camino para la humanidad de la Vida eterna. Por todo lo anterior dirá el Concilio Vaticano II en la Lumen Gentiun: «El Reino brilla ante los hombres en la Palabra, en la obras y en la presencia de Cristo».
La tarea y el mandato que Jesús deja a su Iglesia es clara: ir por todo el mundo anunciando con obras y palabras el Evangelio del Reino. Podríamos entonces preguntar a los no creyentes ¿realmente son los cristianos aquellos que con su vida hacen presente y anuncian el Reino de Dios predicado por Jesucristo? ¿Se nota en sus vidas, la lucha por la justicia, el estar al lado de los pobres, de los que sufren, de los últimos? Seguramente otras muchas preguntas hemos escuchado de sus labios y a buen seguro que nos han hecho reflexionar.
Los cristianos hemos visto la realización de ese Reino en Jesús, el Hijo eterno de Dios y por eso anunciamos que en Él, ya ha comenzado el reinado de Dios, pero que todavía no ha llegado su plenitud, eso será al final de los tiempos con su segunda y definitiva venida, con la intervención definitiva y última de Dios nuestro Padre en la historia del hombre.
Sin embargo para muchos cristianos, cuando oyen hablar del Reino de Dios se quedan más bien con el Reino de los Cielos, que es una expresión del evangelista Mateo. Como escribe para los judíos, y estos no pueden pronunciar el nombre de Dios, utiliza la expresión 'Cielos', lo que ha llevado a muchos a pensar que no es una tarea terrena la construcción de ese Reino de Justicia, Amor, Verdad y Paz que Jesús anunció y por el que dio su vida, y tantos después de Él la han dado. Podemos afirmar, por tanto, que la tarea del cristiano es la de construir en nuestro mundo ese Reino de Dios, sabiendo que solo Dios es el que le hace crecer por medio nuestro y el que le llevará a su plenitud. Por lo tanto, como no solo hace referencia a la vida eterna, tenemos la misión de anticiparle ya en nuestra vida terrenal con la ayuda de su Espíritu y con la fuerza y la gracia que recibimos de la oración y los sacramentos.
En el Reino anunciado por Jesús todos somos hijos de Dios, aunque tengamos distinto color de piel, distinta lengua y cultura, todos somos iguales aunque los más importantes para Dios son los pobres, los olvidados, los últimos, que han de ser lo primeros en el Reino. Esto es algo que se visualiza cuando los cristianos nos reunimos como harán los jóvenes en la JMJ de Madrid, vendrán de todos los puntos cardinales para testimoniar que todos somos hijos de Dios y que enraizados en Cristo y firmes en la fe podemos construir, con la ayuda del Maestro, el Reino que el inauguró y que espera su plenitud.