cual eran las ideas de profirió dias
Respuestas a la pregunta
En uno de los momentos abyectos de la historia política de México, entre su tercera y cuarta reelecciones, se formuló la idea de que Porfirio Díaz era “El Príncipe de la Paz” y “El Hombre Necesario”: una especie de monarca de la República. La clase política y buena parte de la opinión pública parecía convencida de que México no podía vivir sin Porfirio Díaz. Se formó, entonces, un culto a su persona y de su personalidad, y Díaz comenzó a encarnar una imagen de poder absoluto: amable pero distante, un padre benigno pero firme, que gobernaba melancólicamente desde la soledad del pináculo. La diosificación de Díaz se consolidó de la mano de un elaborado teatro de Estado. Por ejemplo, las tres salas de espera que se habían dispuesto en Palacio para quienes esperaban audiencia con el presidente eran conocidas como “El Purgatorio”, “El Limbo” y “La Gloria”. Llegar al lado del presidente era un encuentro de lo sagrado. Charles Lumis, un observador norteamericano que describió el tránsito por estas antesalas, habla de los efectos psicológicos de este poder tan elaboradamente mistificado: “Un secreto de la carrera maravillosa de Díaz”, nos dice, “es que resulta imposible dudar de su sinceridad”.1 El encuentro con lo sagrado era también un momento de verdad.
Porfirio Díaz Mori es una de las figuras históricas más polémicas de nuestra historia nacional, nació el 15 de septiembre de 1830 y murió desterrado en Francia el 2 de julio de 1915, a la edad de 84 años. En primer término tenemos que admitir que fue un gran patriota, defendió a la patria de la invasión estadounidense de 1846-1848, se unió a los liberales en la Guerra de Reforma para defender la Constitución de 1857, fue uno de los héroes de la histórica Batalla de Puebla (05 de mayo de 1862) al lado del general Ignacio Zaragoza, es decir, fue uno de los más ardientes partidarios liberales juaristas contra la Segunda Intervención Francesa y el Imperio de Maximiliano de Habsburgo. Pero, se despertó en él una ambición por el poder, que lo llevaría, por medio de las armas a ocupar la silla presidencial en mayo de 1877. Antes había recurrido por la vía pacífico-electoral para llegar a ella, pero no pudo contra Benito Juárez García, en 1867 ni en 1871. Después de su segunda derrota electoral, decide alzarse en armas con el Plan de la Noria en contra de la no reelección de Juárez, pero sin éxito. Sin embargo, Porfirio Díaz era un hombre que no se dejaba vencer fácilmente, era astuto, inteligente, perseverante para alcanzar sus metas, por ello se levanta en armas nuevamente en 1876 con el Plan de Tuxtepec con la misma bandera de la no reelección, ahora contra Sebastián Lerdo de Tejada, revuelta que si prospera y que le abre el camino al poder por mas de 30 años, lo que conocemos como la época porfirista.