CUAL ERA LA RELACION DEL HOMBRE Y LA NATURALEZA EN LA PREHISTORIA
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El hombre hace su aparición en la tierra hace aproximadamente 250.0000 años, evoluciona a través de este tiempo para terminar convirtiéndose en el hombre moderno hace aproximadamente 40.000 años. África aparece mayoritariamente como postulado sobre el lugar del origen del hombre moderno y otros proponen lo que hoy conocemos como China, sea cual fuera el lugar de origen del hombre los vestigios de población en el sur de Argentina y Chile datan de aproximadamente 11.000 años.
Desde una visión al pasado el hombre sobrevivió, aprendió, se reprodujo y evoluciono, a lo que hoy determinamos como hombre moderno durante 2500000 años en un íntimo contacto con la naturaleza. Una convivencia inseparable e indisoluta, permanente en cada aspecto de la vida del hombre primitivo, el entorno lo condiciono a aprender a sobrevivir o perecer y con él, la especie humana. Podemos imaginar esta etapa de la existencia del hombre o bien como una escena cinematográfica de caos y fuego donde a vida era poco más que efímera o una vida dura, con peligros, pero con una tranquilidad mínima para garantizar la reproducción de la especie, aprender de lo que los rodeaba y transmitirlos a las generaciones siguientes.
Esta era -que constituye más del 99% de la historia de la humanidad- está caracterizada por la integración a la naturaleza de los pueblos recolectores, pescadores y cazadores. Estos primeros hombres se adaptaron al medio, sin afectar la autorregulación del ecosistema. No destruían masivamente las selvas ni las plantas. No exterminaban las especies animales sino que consumían las que eran imprescindibles para su subsistencia. Su dieta se hacía a base de lo que proporcionaba el medio natural. Fueron capaces de generar una tecnología, no debidamente evaluada por los científicos modernos. Tenían otros valores y otra etología con respecto a la Naturaleza. (Historia de Nuestra América, Centro de Estudios Latinoamericanos, 1991: 4)
Es muy notable advertir que en el recorrido del hombre moderno a través del mundo, desde África a Europa y Asia y finalmente por el Noreste Asiático, por lo que hoy se conoce como Mar de Bering e Islas Aleutianas, utilizando un puente de hielo y una baja notable en el nivel de los océanos, el hombre llega a América y luego a América del Sur. Si tomamos al hombre como especie y vemos las diferencias antropomórficas que son apreciables hoy, podemos comprender que ese hombre lleva impreso en el cuerpo las marcas que la naturaleza le impuso para su adaptación y es resultado de esa gran migración a través de los más diversos y opuestos climas. De esta forma son de piel blanca o trigueña o más oscura, o más altos o con huesos cortos y fuertes como los esquimales, tienen el pelo rojo como adaptación a cielos permanentemente nublados, diferentes colores de ojos y rasgos.
Ese humano aprendió cada detalle de su entorno, entendió como aprovechar recursos, construir herramientas, como cazar en grupos, comprendió cual es el ritmo de la vida que lo rodea y lo transmitió generación tras generación, nuevamente se adapta y se supera.
Un signo claro del conocimiento del entorno lo podemos encontrar en los pueblos originarios de diferentes lugares y comparándolos. Para dar un ejemplo de lo expuesto anteriormente, es fácil pensar que la Patagonia Sur nunca estuvo poblada ya que no se ven grandes ciudades en ruinas sin embargo, existen yacimientos arqueológicos que datan de 11000 años, hay indicios de comercio o trueque de herramientas de obsidiana provenientes de Neuquén halladas en Santa Cruz, simplemente no existen asentamientos permanentes porque la rigurosidad del clima no lo permitió y las poblaciones se movían conforme se movían las presas de caza, en un ciclo permanente de invierno-verano, alternando asentamientos precarios desde los valles cordilleranos, más altos durante el verano, y otros hacia el Este, más bajos y con climas menos rigurosos durante el invierno. Coincidiendo estos lugares con los desplazamientos de las manadas de guanacos principalmente. Por contrapartida en Perú encontramos vestigios de civilizaciones desarrolladas, ciudades, templos, ETC… Esta gran diferencia, a pesar de existir ambas culturas en el mismo momento histórico nuevamente lo marca la climatología, en un Perú estable y previsible en cuanto a las lluvias lo cual favorecía la agricultura y de esta forma alimentos permanentes para una gran población. Por último podemos citar a los Intuís, la más nórdica de las tribus Esquimales donde el conocimiento de cada aspecto de la vida es, en sí mismo, un acto de supervivencia. Donde el máximo aprovechamiento de cada recurso disponible es vital. Carne, hueso, piel, tendones, marfil, intestinos, hielo agua, temperaturas, etc. Son parte de la muy limitada disponibilidad de recursos sobre el mar congelado.
Desde una visión al pasado el hombre sobrevivió, aprendió, se reprodujo y evoluciono, a lo que hoy determinamos como hombre moderno durante 2500000 años en un íntimo contacto con la naturaleza. Una convivencia inseparable e indisoluta, permanente en cada aspecto de la vida del hombre primitivo, el entorno lo condiciono a aprender a sobrevivir o perecer y con él, la especie humana. Podemos imaginar esta etapa de la existencia del hombre o bien como una escena cinematográfica de caos y fuego donde a vida era poco más que efímera o una vida dura, con peligros, pero con una tranquilidad mínima para garantizar la reproducción de la especie, aprender de lo que los rodeaba y transmitirlos a las generaciones siguientes.
Esta era -que constituye más del 99% de la historia de la humanidad- está caracterizada por la integración a la naturaleza de los pueblos recolectores, pescadores y cazadores. Estos primeros hombres se adaptaron al medio, sin afectar la autorregulación del ecosistema. No destruían masivamente las selvas ni las plantas. No exterminaban las especies animales sino que consumían las que eran imprescindibles para su subsistencia. Su dieta se hacía a base de lo que proporcionaba el medio natural. Fueron capaces de generar una tecnología, no debidamente evaluada por los científicos modernos. Tenían otros valores y otra etología con respecto a la Naturaleza. (Historia de Nuestra América, Centro de Estudios Latinoamericanos, 1991: 4)
Es muy notable advertir que en el recorrido del hombre moderno a través del mundo, desde África a Europa y Asia y finalmente por el Noreste Asiático, por lo que hoy se conoce como Mar de Bering e Islas Aleutianas, utilizando un puente de hielo y una baja notable en el nivel de los océanos, el hombre llega a América y luego a América del Sur. Si tomamos al hombre como especie y vemos las diferencias antropomórficas que son apreciables hoy, podemos comprender que ese hombre lleva impreso en el cuerpo las marcas que la naturaleza le impuso para su adaptación y es resultado de esa gran migración a través de los más diversos y opuestos climas. De esta forma son de piel blanca o trigueña o más oscura, o más altos o con huesos cortos y fuertes como los esquimales, tienen el pelo rojo como adaptación a cielos permanentemente nublados, diferentes colores de ojos y rasgos.
Ese humano aprendió cada detalle de su entorno, entendió como aprovechar recursos, construir herramientas, como cazar en grupos, comprendió cual es el ritmo de la vida que lo rodea y lo transmitió generación tras generación, nuevamente se adapta y se supera.
Un signo claro del conocimiento del entorno lo podemos encontrar en los pueblos originarios de diferentes lugares y comparándolos. Para dar un ejemplo de lo expuesto anteriormente, es fácil pensar que la Patagonia Sur nunca estuvo poblada ya que no se ven grandes ciudades en ruinas sin embargo, existen yacimientos arqueológicos que datan de 11000 años, hay indicios de comercio o trueque de herramientas de obsidiana provenientes de Neuquén halladas en Santa Cruz, simplemente no existen asentamientos permanentes porque la rigurosidad del clima no lo permitió y las poblaciones se movían conforme se movían las presas de caza, en un ciclo permanente de invierno-verano, alternando asentamientos precarios desde los valles cordilleranos, más altos durante el verano, y otros hacia el Este, más bajos y con climas menos rigurosos durante el invierno. Coincidiendo estos lugares con los desplazamientos de las manadas de guanacos principalmente. Por contrapartida en Perú encontramos vestigios de civilizaciones desarrolladas, ciudades, templos, ETC… Esta gran diferencia, a pesar de existir ambas culturas en el mismo momento histórico nuevamente lo marca la climatología, en un Perú estable y previsible en cuanto a las lluvias lo cual favorecía la agricultura y de esta forma alimentos permanentes para una gran población. Por último podemos citar a los Intuís, la más nórdica de las tribus Esquimales donde el conocimiento de cada aspecto de la vida es, en sí mismo, un acto de supervivencia. Donde el máximo aprovechamiento de cada recurso disponible es vital. Carne, hueso, piel, tendones, marfil, intestinos, hielo agua, temperaturas, etc. Son parte de la muy limitada disponibilidad de recursos sobre el mar congelado.
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Explicación:
A comienzos de la historia de la humanidad, en la era prehistórica, la relación entre el hombre y la naturaleza era casi simbiótica. El hombre era un animal más que sobrevivía como cualquier otro. Se puede decir que la prehistoria fue la Era precultura, donde el hombre era un ser puramente biológico, con una inteligencia superior pero que luchaba por la supervivencia igual que el resto de los animales. El hombre prehistórico sobrevivía a través de la caza y la pesca formando al igual que cualquier otro ser viviente, un eslabón más en la cadena alimentaria.
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