cual era la educacion de azteca
Respuestas a la pregunta
La educación comenzaba al nacer el niño, que era recibido con serios discursos y prometido por sus padres a alguna de las dos casas de formación: el Tepochcalli (3) o el Calmécac (4), siendo éste el centro de educación superior. La elección de uno u otro dependía de la voluntad de los padres, guíados por los consejos del sacerdote que leía los horóscopos de la fecha del nacimiento del niño, y, aunque el Calmécac era el destino habitual de la aristocracia, no era exclusivo, sino un colegio abierto a todos. Había colegios separados para hombres y mujeres.
"Cuando un niño nacía [..] sus padres [..] lo prometían como un don, y lo llevaban al Calmécac para que llegara a ser sacerdote, o al Tepochcalli para que fuera un guerrero." (5)
La educación en ambos era, como dijimos, severísima, al grado de no excluir la pena de muerte para los incorregibles. Se esperaba de los alumnos que fuesen "como piedras preciosas", y, por tanto, "labrados y agujerados", como le advertía el padre a su hijo antes de entrar:
"Oye lo que has de hacer, que es barrer y coger las barreduras, y aderezar las cosas que están en la casa; haste de levantar de mañana, velarás de noche; lo que te fuese mandado harás, y el oficio que te dieren tomarás; y cuando fuere menester saltar, o correr, para hacer algo, hacerlo has; andarás con ligereza, no seas perezoso, no serás pesado, lo que te mandaren una vez, hazlo luego; cuando te llamaren una sola vez, irás luego con ligereza y corriendo, no esperes a que te llamen dos veces; aunque no te llamen a tí, vé a donde llaman luego corriendo, y harás de presto lo que te mandaren hacer, y lo que sabes que quieres que se haga, hazlo tú."
"Mira, hijo, que no vas a ser honrado, no a ser obedecido y estimado; has de ser humilde y menospreciado y abatido; y si tu cuerpo cobrare brío y soberbia, castígale y humíllale, mira que no te acuerdes de cosa carnal. ¡Oh desventurado de tí, si por ventura adquieras dentro de tí algunos pensamientos malos o sucios! Perderás los merecimientos y las mercedes que Dios te hiciere [...] Nota lo que has de hacer, que es cortar cada día espinas de maguey para hacer penitencia, y ramos para enramar los altares; y también habéis de hacer sacar sangre de vuestro cuerpo [...] y bañaros de noche, aunque haga mucho frío. Mira que no te hartes de comida, sé templado, ama y ejercita la abstinencia y ayuno [...] No te cubras ni uses de mucha ropa; endurézcase tu cuerpo con el frío, porque a la verdad que vas a hacer penitencia, y vas a demandar mercedes a nuestro Señor, y vas procurar sus riquezas, y a meter mano en sus cofres..."
"Y también, hijo mío, has de tener mucho cuidado de entender los libros de nuestro Señor: allégate a los sabios y hábiles y de buen ingenio [...] Muchas otras cosas te serán dichas y oirás allá donde vas, porque es casa donde se aprenden muchas cosas, y con esto que te digo, juntarás lo que allá oyeres, que es la doctrina de los viejos [...] ¡Oh hijo mío muy amado! Tiempo es de que vayas a aquella casa, donde estás prometido..." (6).
¡ESPERO QUE TE SIRVA !