Historia, pregunta formulada por delfinabaez821, hace 10 meses

cuál era el verdadero significado del mismo?​

Respuestas a la pregunta

Contestado por gabrielsanzvillalba
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La porción de Kedoshim contiene un versículo que todos hemos escuchado muchas veces: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Rav Akivá dice que este es el propósito de toda la enseñanza y revelación de la Torá. Y Rav Áshlag comienza con el entendimiento de que si la afirmación de Rav Akivá es cierta, y claro que lo es, entonces “ama a tu prójimo como a ti mismo” es la totalidad del propósito de todo trabajo espiritual.

Cuando pensamos en amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, solemos pensar que eso significa realizar acciones de compartir. Sin embargo, Rav Áshlag nos dice que todo el propósito de nuestro trabajo espiritual no significa que amar a tu amigo es compartir con él, sino que amar a tu amigo significa que lo amas tanto como a ti mismo y no menos que eso. Un ejemplo de esto sería que cuando vayas a tomar el primer sorbo de té o comer el primer bocado de un sándwich, primero te detengas y digas: “Espera, ¿mi amigo estará tomando un poco de té o comiendo un sándwich en este momento?”.

Situarse en ese estado de camoja, amar a tu prójimo como a ti mismo, es increíblemente imposible. Tal y como Rav Áshlag dice sobre ese estado: “Siempre tengo que levantarme y observar, cumplir este precepto antes de dar un bocado. Tengo que asegurarme de que todas las personas que conozco no sólo tengan la posibilidad de comer, sino que puedan hacerlo en este momento si tienen hambre”. Antes de disfrutar o recibir algo, tenemos que asegurarnos de que todas las personas que queremos también tengan lo mismo en ese momento.

El gran error que todos cometemos es pensar que “ama a tu prójimo como a ti mismo” significa tener que amar a los demás y compartir con ellos. Pero no, no es eso; no se trata de que tengas que amar a los demás o que debas compartir con ellos. Lo que quiere decir es que ames y te preocupes por los demás tanto como lo haces por ti. Es muy importante que entendamos nuestra falla en esta manera de entender las cosas, incluso quienes somos espirituales, generosos y atentos. Nos engañamos al creer que estamos haciendo el trabajo de amar a los demás como a nosotros mismos porque compartimos todo el día, pero eso no significa nada. ¿Por qué? Porque camoja significa que cuando desee algo para mí, no me lo daré, sino que se lo daré a alguien más.

Rav Áshlag va un poco más allá y dice que la verdad es que cuando dice que tienes que amar a los demás como a ti mismo, en realidad es más que eso; tienes que preocuparte por ellos más de lo que lo haces por ti. Sin entrar en muchos detalles, hay una enseñanza de los kabbalistas que estipula que si una persona tiene un sirviente, tiene que cuidarlo tanto que, si llegase a tener sólo una almohada, tiene que dársela al sirviente y no tomarla para sí mismo. Por lo tanto, cuando se dice que ames a tu prójimo o a tu amigo como a ti mismo, se habla de comparar la sensación de tus necesidades con la sensación de las necesidades de los demás de la misma manera que en el ejemplo del sirviente. Tienes que asegurarte de que las necesidades de los demás estén satisfechas antes que las tuyas.

Si sólo tenemos una almohada, significa que tenemos que darles esa almohada; no podemos tomarla para nosotros y decir: “Desafortunadamente, no puedo compartir hoy porque no tengo nada extra para compartir”. Si tenemos una silla y la otra persona no tiene una, entonces si nos sentamos en ella y no se la damos a nuestro amigo vamos contra el mandamiento y enseñanza más importante, amar al prójimo como a ti mismo. Repito, esto significa que no sólo debes ocuparte de las necesidades de los demás antes de ocuparte de las tuyas, sino que debes asegurarte de que si hay al menos una posibilidad de tener que elegir entre satisfacer tu necesidad o la de alguien más, debes satisfacer la de la otra persona primero.

La frase “ama a tu prójimo como a ti mismo” dicta que tomemos todo lo que tenemos y se lo demos a los demás hasta que estén satisfechos y, luego, si queda algo, podemos tomarlo para nosotros. Rav Áshlag nos pide que pensemos si es posible llegar a ese estado. Nos engañamos y nos mentimos todo el tiempo. Si nos preguntan si somos personas espirituales o generosas, diremos que sí y, por supuesto, sabremos que aún hay mucho que debe ser compartido, pero, tal y como Rav Áshlag nos señala, debemos preguntarnos: ¿Me preocupo y vivo por los demás antes que por mí?

Rav Áshlag, Rav Akivá y la porción de Kedoshim dejan claro que el propósito de todo es avanzar hacia el estado de camoja, amar a los demás antes de amarnos a nosotros, cuidar a los demás antes de cuidarnos nosotros. Si tenemos una silla o una almohada, debemos dársela a alguien más antes de tomarla para nosotros. Al hacer eso, nos ponemos en una situación incómoda para poder hacernos cargo de las necesidades materiales de alguien más. Lo mismo aplica para las necesidades emocionales y espirituales. “Ama a los demás como a ti mismo” no es una exageración. Lo que dice la frase es exacto. De algún modo debemos llegar a ese estado.

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