¿Cual era el objetivo principal de los alidados en la segunda guerra mundial?
Respuestas a la pregunta
La Primera Guerra Mundial es la gran desconocida de las dos Guerras mundiales. La Segunda Guerra Mundial, que no era sino una reedición de la primera, hizo palidecer los excesos y penurias de la Primera. Hace 87 años, exactamente, se firmó el armisticio. Había producido la muerte de tres monarquías y de veinte millones de hombres. Hagámos un repaso a los objetivos que explicaron en gran parte la entrada de las grandes potencias en esta guerra, la Gran Guerra.
Los objetivos de guerra de los aliados
Dejando aparte el retorno de Alsacia y Lorena, las ambiciones de los franceses fueron relativamente modestas. Se referían más al restablecimiento de de una situación pasada o a las garantías para la seguridad del país que a la práctica de una política de poder. Cuando los medios dirigentes defendían una política expansionista, pensaban más en conseguir una compensación fente a las ventajas que podian alcanzare sus aliados que en engrandecerse ellos mismos. Así, en 1915, ya el pte. del Comité de Forjas, Robert Pinot, planteaba la cuestión del Sarre. A su modo de ver, no se trataba de una compensación por las pérdidas sufridas a causa de la ocupación y de la guerra, sino de una adquisición definitiva. Por su parte, los círculos nacionalistas, sostenidos por una cohorte de historiadores, tales como Lavisse, Sagnac, etc., planteaban la cuestión de la anexión de la orilla izquerda del Rhin. Según el ultranacionalista Maurice Barrès, Francia debía asegurarse una zona de defensa contra las infiltraciones alemanas. Las poblaciones podrían tener la posibilidad de elegir entre la unión con Francia y la independencia unida a la neutralidad. El “Comité de la orilla izquierda del Rhin” recordaba las afinidades de esas poblaciones con la civilización latina; Barrès insistía en su catolicismo y el historiador Aulard invocaba el comportamiento de los renanos en al época de la Revolución Francesa. Briand estimó que estas declaraciones eran inoportunas y daban pie a la propaganda enemiga y a la de los socialistas, que, hasta aquel momento, proferían acusaciones sin pruebas. Por otro lado, el Zar Nicolás II declaró al embajador francés: “Tomad Maguncia, tomad Coblenza, avanzad más lejos si lo estimáis útil”. La victoria de Verdún, el éxito de la ofensiva de Brusilov y la entrada en la guerra de Rumanía abrieron nuevas perspectivas. Aparte de la neutralización de la orilla izquierda del Rhin, se consideró la posibilidad de quebrar el Imperio alemán y el militarismo prusiano. Delcassé había dicho en otro tiempo unas palabras a Isvolsky aludiendo a las colonias alemanas y a los dchos de Dinamarca sobre Sleswig. Hasta había recordado el caso de Hannover, cuya independencia quizá deseaba Inglaterra. Estas ideas volvieron a cobrar consistencia en 1916. Joffre, por su parte, indicaba a Poincaré los fines que era preciso conseguir: la anexión de la orilla izquierda del Rhin, la formación de tres o cuatro estados que estarían separados políticamente de Alemania, aunque ligados a Francia por una unión aduanera; la creación de cabezas de puente en la orilla derecha del río, frente a Estrasburgo y Gemersheim, y la reestructuración del mapa político de Alemania, a fin de reducir la extensión de Prusia. Así pues, se trataba de destruir a Alemania como potencia e incluso como Estado. Pointcaré ofrecía además Silesia y Baviera a Austria-Hungría. Estos proyectos nunca fueron comunicados a Gran Bretaña; en relación con la orilla izquierda del Rhin, Briand recordó solamente la necesidad “de una cobertura para toda Europa”. La cuestión de la orilla izquierda del Rhin fue el centro de las conversaciones secretas franco-rusas. El acuerdo entre éstos se hizo sobre la base de la constitución Estados autónomos, independientes de Alemania y neutralizados, a lo largo del Rhin. A cambio, los franceses permitirían a los rusos mantener sus reivindicaciones sobre Constantinopla. Los rusos pensaban que los estrechos eran la compensación ofrecida a cambio de la devolución de Alsacia-Lorena; a cambio de la orilla izquierda del Rhin, ellos pedían “libertad de acción en su frontera occidental”, es decir, que abandonase Francia la causa de la independencia polaca. Este acuerdo franco ruso se firmó el 10 de marzo de 1917, tratado que caducó tan sólo unos días después a causa de la revolución rusa. Por su parte, los ingleses tenían la intención de apropiarse el antiguo Imperio alemán, “cuya reconquista sería irreversible”. Tenían también ambiciones en el Imperio turco, rico en recursos petrolíferos, sobre los cuales habían puesto los ojos hacía tiempo. Los franceses habían puesto los suyos sobre Siria y dieron comienzo a unas negociaciones secretas a las que Rusia fue asociada e Italia marginada. Estos acuerdos Sykes-Picot delimitaban las zonas respectivas que se reservaban las tres potencias en relación con la posible creación de un reino o de una federación árabe.