Cuál cree usted como niño o niña, es la forma correcta para superar las diferencias y problemáticas del país (Colombia)? ayuda porfavor :c
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Una estrategia que consista esencialmente en multiplicar las experiencias reales de la participación “de
todos los días” de los niños tiene buenas probabilidades de traer consigo un modo diferente de enfocar la pro-
moción de los derechos del niño en cuanto se refiere a los padres, maestros y otros adultos clave en la vida coti-
diana de los niños. La “educación” de los padres es la frase hecha que normalmente se usa para designar la
tarea de convencer a los padres de la importancia de aumentar la participación de sus hijos. La necesidad de
“volver a formar” a los enseñantes, generalmente descritos como déspotas inflexibles en buena parte de la
bibliografía fruto de la investigación llevada a cabo en materia de educación en los países en desarrollo, tam-
bién suele ser presentada como un prerrequisito para poder promover un nuevo tipo de escuelas, con más par-
ticipación y donde se empleen métodos educativos interactivos. Es preciso encontrar otros caminos para enta-
blar un diálogo abierto y eficaz sobre los derechos del niño (y sobre sus responsabilidades) con los padres,
maestros y otros adultos relacionados directamente con la cuestión, en vez de imaginar que debemos primero
“educarlos” acerca de las disposiciones de la CDN y sus implicaciones en cuanto al tratamiento que ellos dan
a los niños que se encuentran bajo su cuidado o de los cuales son responsables en el ambiente escolar o comu-
nitario. Identificar y dar publicidad a los ejemplos de “desviaciones positivas” entre los adultos, fortaleciendo
las “mejores prácticas” que ya existen en la realidad, es un enfoque distinto del cambio social de carácter par-
ticipativo, mucho más provechoso que la imposición verticalista de principios y modelos acabados, por buena
que sea su motivación.
La misión del ICDC, dentro del marco de UNICEF, tiene que ver con la calidad y la accesibilidad de los
conocimientos básicos en los que se apoyan, en última instancia, todas las actividades de la organización y de
los principales organismos asociados con ella. Al comenzar a sondar los desafíos a los cuales era necesario
hacer frente para mejorar nuestra comprensión del tema, relativamente reciente y tan estimulante como pro-
blemático, de la participación de los niños, resultó evidente que la cuestión exigía de por sí un nuevo enfoque
de la génesis, la investigación y la evaluación de los conocimientos, radicalmente diferente del que se aplica
normalmente en las ciencias sociales y comportamentales. Dado el empeño declarado de UNICEF por aumen-
tar la participación auténtica de niños y jóvenes en todas las materias que los afectan, es importante destacar
asimismo la participación de estos “sujetos” jóvenes en el proceso de mejorar nuestra comprensión de los
métodos disponibles para fortalecer su participación, con la finalidad de beneficiarlos y facilitar la realización
de sus derechos. En medida mucho mayor de cuanto se ha logrado hacerlo en el pasado, es necesario que los
niños intervengan en los esfuerzos acometidos para determinar qué se puede aprender a propósito de iniciati-
vas concertadas y sostenibles, con el objetivo de aumentar su participación y acrecer su capacidad de partici-
par de manera útil, tanto en lo que se refiere a su propio desarrollo personal como al desarrollo de las institu-
ciones y procesos de los que forman parte. Una vez más, recomendamos encarecidamente que estos esfuerzos
a favor del cambio institucional comiencen con las instituciones más estrechamente vinculadas con la vida
cotidiana de los niños: la familia, la escuela y las organizaciones de la comunidad local.
Entre estas tres instituciones sociales básicas, es probable que UNICEF pueda obtener resultados espe-
cialmente provechosos ayudando a desarrollar la participación en las escuelas y en los procesos educativos,
incluyendo la educación informal para los jóvenes “difíciles de alcanzar” y “en situaciones de riesgo”, que por
lo general reciben un tratamiento insatisfactorio, si es que lo reciben, por parte del sistema formal. Como des-
taca Gerison Lansdown en la ponencia presentada durante el seminario de Bogotá, la Convención sobre los
Derechos del Niño ofrece una oportunidad estimulante (otros tal vez dirían amenazadora) de promover una
auténtica reforma educativa en muchos países del mundo. Por suerte, parece existir una buena dosis de
consenso entre los defensores de los derechos del niño y los expertos en materia de procesos de aprendizaje en
que las medidas necesarias para fomentar la creación de “escuelas más democráticas” constituyen un comple-
mento esencial de las reformas relativas a los programas y métodos de enseñanza y aprendizaje, indispensables
para preparar mejor a los estudiantes a fin de que puedan satisfacer no sólo las nuevas exigencias de la eco-
nomía moderna sino también el requisito, inherente a toda sociedad democrática, de una ciudadanía plena-
mente responsable.