cuál a Sido el origen de las protestas estudiantiles
Respuestas a la pregunta
La protesta estudiantil ha tenido un papel protagonista en buena parte de los momentos históricos revolucionarios o contestatarios de la época contemporánea española. Hoy nos retrotraemos al siglo XIX, a los orígenes.
Estamos a 50 años del Mayo del 68 francés, un momento histórico en el que la protesta estudiantil se unió en la lucha con el movimiento obrero, protagonizando ocupaciones de facultades y fábricas, huelgas masivas y protestas en la calle que pusieron en jaque al gobierno de De Gaulle. Todo ello a pesar de la política conservadora y timorata del Partido Comunista Francés (PCF) y de la Confederación General del Trabajo (CGT). Un momento histórico que más allá del simbolismo que lo rodea, supuso una experiencia histórica fundamental para la clase obrera en el pasado siglo.
El Mayo francés, pero también el movimiento de 1968 en México, así como el Otoño caliente italiano, la lucha antifranquista en España o el Cordobazo argentino, son ejemplos históricos de la importancia y repercusión política que adquiere el movimiento estudiantil cuando se une a la clase obrera y a otros sectores en lucha. Por eso mismo, en la actualidad, se hace tan necesaria la reactivación de un movimiento estudiantil combativo y su alianza con el movimiento de mujeres, de los pensionistas y especialmente con la clase obrera en lucha (como en pequeña escala ha sido el caso reciente de Amazon o con movimientos democráticos como el catalán por el derecho a decidir.
Esta conclusión es la que ha planteado precisamente el historiador Eduardo González Calleja en su análisis de las movilizaciones estudiantiles en España de 1865 a 1968:
«La movilización escolar tiene como característica específica su carácter fragmentario, debido a factores como el carácter estacional de las actividades académicas, los límites temporales de la vida escolar (con la evidencia de un acelerado relevo generacional) o la diversidad de intereses confluyentes en la comunidad universitaria. Sólo cuando logra converger estratégicamente con otros movimientos disidentes, la protesta estudiantil tiene repercusiones políticas». (1)
El marxismo clásico ya analizó muy bien el rol del movimiento estudiantil definiéndolo a modo de una caja de resonancia del descontento social, ahora bien, amplificando las contradicciones e intereses de los distintos sectores sociales de los que provenía. Tal y como señalo Trotsky en 1910 en su discusión con Max Adler:
«…en el estudiantado se reflejan a toda potencia, exactamente como en una cámara de resonancia, los intereses y aspiraciones sociales generales de las clases en que es reclutado. En el curso de toda su historia –tanto en sus momentos heroicos, como en los períodos de atonía moral- el estudiantado europeo fue más que el barómetro sensible de las clases burguesas. Se hizo ultrarrevolucionario, fraternizó sincera y honradamente con el pueblo, cuando la sociedad burguesa no tenía otra salida que la revolución. Sustituyó de hecho a la democracia burguesa cuando la mezquindad política de ésta última no le permitió ponerse al frente de la revolución, como sucedió en Viena en 1848. Pero el estudiantado ametralló a los obreros en junio del mismo ‘48, en París, cuando la burguesía y el proletariado se encontraron en lados opuestos de la barricada. […] En todas estas metamorfosis históricas, incluyendo las más repelentes, el estudiantado reveló sentido político, capacidad de sacrificio e idealismo combativo […] El contenido político de ese idealismo viene determinado íntegramente por el genio de las clases de que procede el estudiantado y a las cuales retorna». (2)
En este sentido, como veremos más adelante en el análisis de la protesta estudiantil del siglo XIX, el carácter clasista de la universidad condiciona en gran medida la naturaleza del movimiento estudiantil. La composición de clase del estudiantado es heterogénea por su propio origen social, tradicionalmente proveniente de sectores de la burguesía o pequeña burguesía. Sin embargo, el mayor acceso de estudiantes de origen obrero y de otros sectores populares a la educación superior, con los cambios sociales producidos en occidente tras la Segunda Guerra Mundial, la composición del estudiantado se hizo todavía más heterogénea.
En el análisis del movimiento estudiantil del siglo XIX vamos a poder observar estas cuestiones precisamente cómo la protesta estudiantil anticipó muchos procesos de descontento social y, al mismo tiempo, los límites políticos de la misma por la propia composición social del estudiantado.