Criterios que utilizo el autor de don Quijote para su obra
Respuestas a la pregunta
Explicación:
Criterios de edición
El presente texto electrónico del Quijote se ha establecido a partir de nuestras propias ediciones de la novela editadas con anterioridad (Alcalá de Henares: Centro de Estudios Cervantinos, 1993 y 1994; Madrid: Alianza, 1996 y 1998; Madrid: Castalia, 1997, 1998, 1999 y 2000), por lo que ofrece una versión revisada de las mismas -íbamos a decir «definitiva»- para su inclusión en la Biblioteca de Autor Miguel de Cervantes. No obstante la revisión, convencidos, igual que entonces, de que los originales más próximos a los manuscritos cervantinos están recogidos en las ediciones príncipe, hemos rehuido en todo momento el «correctismo academicista», tan descaradamente disfrazado de científico en los últimos tiempos, para editar desde una postura de fundamental apego a los primeros textos (como Schevill-Bonilla, Riquer, Cortázar-Lerner o Gaos), sin que ello nos haya impedido introducir numerosos cambios, cuando parecían filológicamente sostenibles.
Con ese planteamiento, esta edición responde esencialmente a los mismos criterios que las anteriores: parte de las primeras de Juan de la Cuesta (Madrid, 16051, 16052 y 16083, para la primera parte y 1615, para la segunda; cotejadas, respectivamente, a través de los ejemplares CERV. / 118 de la B.N.M. y R / 28 de la R.A.E.; R / 10.282 de la B.N.M.; R / 32.178 de la B.N.M.; R / 32.177 de la B.N.M. y R / 29 de la R.A.E.), las cuales se respetan escrupulosamente, sin más alteración que la corrección de erratas evidentes y la modernización ortográfica que no afecta a las peculiaridades fónicas de la lengua áurea. En consecuencia, se actualiza lo puramente gráfico u ortográfico: uso de s/ss, c/q, c/z/ç, u/v/b, x/j/g, h-,...; arcaísmos gráficos latinizantes, separación de palabras, signos suprasegmentales, resolución de abreviaturas (aquí desarrolladas sin ninguna indicación), acentuación, puntuación, etc. Por las mismas razones, se respetan puntualmente todos y cada uno de los rasgos significativos propios de la lengua clásica: vacilaciones en el timbre de las vocales átonas, empleo anárquico de los grupos consonánticos, aglutinaciones de la preposición de con pronombres y demostrativos, asimilación de la -r del infinitivo con la l- de los pronombres enclíticos, metátesis de la -d del imperativo con la l- del enclítico... y, por supuesto, cualquier otro rasgo de mayor alcance, sea del tipo que fuere: concordancias anómalas, regímenes preposicionales, valor desusado de las conjunciones, acepciones etimológicas, etc. Por supuesto que el resultado textual aquí ofrecido ha tenido muy en cuenta e incorpora las aportaciones ecdóticas de los más destacados editores del Quijote; ya las habíamos discutido y seleccionado en ediciones anteriores. En este caso, nos hemos tomado la molestia de cotejar a la letra nuestras lecturas con las del denominado «Quijote de Rico»; molestia, porque tan sólo nos ha servido para constatar que aquí no se hallará ninguna de las ciento y muchas erratas que diferencian a ese «Quijote definitivo» de los demás.