crees que la guerra de la campaña del desierto se podía haber evitado?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Al plantear “la verdadera historia de la Conquista del Desierto” ustedes están tomando –subrepticiamente- posición sobre lo acontecido o simplemente decidieron contar de manera más integral la historia no contada?
Las dos cosas. Por un lado. Planteamos la necesidad de que el proceso que se conoce como “Campaña del Desierto” sea narrado teniendo en cuenta a los protagonistas que siempre aparecen solapados, “corridos de la historia” o directamente no aparecen. La invisibilización de nuestros pueblos originarios continúa hasta nuestros días. Por otro lado, la propuesta fue poder visualizar las múltiples aristas que revisten el proceso; esto es, no sólo la guerra, los aspectos militares y la política, sino poder indagar aspectos que tienen que ver con las ideas, la cultura, lo económico, lo social; y sobre todo poder mostrar claramente la conexión que existe entre la Campaña del Desierto y las problemáticas actuales de los pueblos originarios. Después de todo, esta es una de las tareas de la historia.
Explicación:
Respuesta:
no porque Italia quería crear de nuevo el imperio romano y a Hitler le serbia tomar el canal de Suez
Explicación:
si no entonces le esto Los primitivos dueños de la tierra venían resistiendo la conquista del hombre blanco desde la llegada de Solís, en 1516. Don Pedro de Mendoza debió abandonar Buenos Aires en 1536 por la hostilidad de los pampas. Sólo a partir de la creación del virreinato y la consecuente presencia de un poder político y militar fuerte, fue posible establecer una línea de fronteras con el “indio” medianamente alejada de los centros urbanos.
Esta línea de fronteras fue extendida a lo largo del siglo XIX, desde la instalación del primer gobierno patrio hasta la ofensiva final que desde 1878 llevó a cabo el ministro de Guerra, Julio Argentino Roca, en su tristemente célebre “Conquista del Desierto”, un eufemismo para hablar de la brutal matanza de numerosas comunidades indígenas y la apropiación de los territorios que ocupaban.
En el libro Una guerra infame. La verdadera historia de la Conquista del Desierto, Andrés Bonatti y Javier Valdez analizan esta guerra desigual contra los pueblos originarios desde múltiples dimensiones, abordando la mentalidad predominante entre los miembros de la Generación del ’80, quienes, en su afán de progreso material, llevaron adelante un etnocidio en nombre de la civilización.
Los autores analizan en los distintos capítulos del libro la resistencia de los últimos caciques tanto en la región pampeana, como en el Chaco y en la Patagonia. Así podemos ver las luchas de emblemáticos líderes indígenas como Catriel, Calfucurá, Namuncurá, Baigorrita, Pincén, Purrán, Reuquecurá y Sayhueque.
La investigación también se ocupa del destino del botín, millones de hectáreas apropiadas por el Estado nacional, muchas de ellas vendidas a precios irrisorios entre las familias de la elite cercanas al poder, y de los miles de indígenas que lograron sobrevivir, encerrados en prisiones en diversos puntos del país o separados de sus familias y enviados lejos de sus tierras a trabajar como mano de obra barata en obrajes, yerbatales, ingenios, etc.
A continuación transcribimos un capítulo del libro dedicado a este último aspecto poco transitado por la historiografía argentina, es decir, la incorporación al modelo capitalista de mano de obra indígena en condiciones de explotación vergonzosa. Así los autores dan cuenta de las condiciones en las que los habitantes originarios que sobrevivieron a la denominada “Campaña del Desierto” fueron obligados a trabajar en las diversas industrias. Por ejemplo, “el esquema que empresarios y Estado, en forma conjunta, habían diseñado en los obrajes del Norte argentino disponía de cada uno de los aspectos de la vida de los indígenas. Todo estaba calculado, hasta la muerte. Por la exigencia del trabajo, las malas condiciones climáticas y las epidemias de enfermedades, la expectativa de vida de los trabajadores forestales no superaba los cuarenta años”.
Fuente: Andrés Bonatti y Javier Valdez, Una guerra infame. La verdadera historia de la Conquista del Desierto, Buenos Aires, Edhasa, 2015, págs. 139-150.
“El indígena es un elemento inapreciable para ciertas industrias, porque está aclimatado y supone la mano de obra barata, en condiciones de difícil competencia.”
Mensaje del presidente de la nación, Roque Sáenz Peña, D.S.C.S., 7 de junio de 1912