crees que el señor noriega estaba enfermo el dia que recibio el memsaje a los 42 años
ayudaaaaa
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Ojalá te sirva de algo
Explicación:
el señor Francisco Noriega encendió su primer cigarrillo del día. No dudó del mensaje, uno no duda de mensajes así. Su única pregunta era: ¿Quién?. En el desayuno, mientras echaba abundante sal a sus huevos fritos, dijo a su mujer, Verónica: ¡¡Alguien intenta matarme!!. ¿Quién?, preguntó ella, horrorizada. Francisco puso lentamente la leche y el azúcar en su café y movió la cabeza. No lo sé, dijo. Aunque estaba convencido, el señor Francisco Noriega no podía ir a la policía con una historia así. Decidió que su única solución era seguir con su rutina diaria y esperar burlar a su futuro asesino. Intentó pensar en el camino a la oficina, pero la frustración de perder el tiempo entre luces parpadeantes y avenidas cruzadas le ocupó totalmente. Ni tampoco pudo encontrar, una vez tras su mesa, un solo momento entre teléfonos ruidosos, recuerdos urgentes y los problemas y decisiones apilados como todos los días. Sólo en su segundo Martini del almuerzo todo el horror de su situación lo paralizó. Hizo todo lo que pudo para terminar su lasaña milanesa. ¡¡No puedo dejarme llevar por el pánico!!, se dijo encendiendo su puro, ¡simplemente debo vivir mi vida como siempre!. Así que trabajó hasta tarde, como siempre. Cenó abundantemente, como siempre. Tomó dos cócteles, como siempre. Estudió informes de negocios, como siempre. Y se tomó sus cápsulas habituales de somníferos para dormir sus seis horas de sueño habituales. Mientras pasaban los días, se apegó a su rutina como un hombre. Y al pasar los meses empezó a obtener un placer perverso en su habilidad para sobrevivir. Quién quiera que esté intentando matarme, dijo a su mujer, todavía no me ha cogido, soy demasiado listo para él. Oh, por favor, ten cuidado, dijo ella sirviéndole un segundo trago de cerveza. El orgullo aumentó cuando consiguió seguir viviendo durante años, pero, como a todos los hombres, la muerte le llegó a Francisco Noriega. Ocurrió en su despacho, en un día especialmente ocupado. Tenía 53 años. Su desconsolada viuda pidió la autopsia. Ésta sólo mostró enfisema, arteriosclerosis, úlcera duodenal, cirrosis hepática, necrosis cardiaca, un aneurisma cerebrovascular, edema pulmonar, obesidad, insuficiencia circulatoria y un toque de cáncer de pulmón. ¡¡Qué contento se habría puesto Francisco de saber que murió de muerte natural!!, dijo la viuda sonriendo con orgullo a través de las lágrimas.