cree una conversación en la que utilice los conectores aprendidos en clase.
Mientras, tan pronto como, desde entonces y después.
AYUDA ;V
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Ma Joad: Tommy, no vas a matar a nadie, ¿verdad?
Tom Joad: No, mamá, eso no. No es eso. Es sólo que, ya que de todas formas soy un forajido y tal vez pueda hacer algo. Tal vez pueda averiguar algo, buscar y tal vez descubrir qué anda mal, y luego ver si hay algo que se pueda hacer al respecto. No lo he pensado claramente, mamá. No puedo. No sé lo suficiente.
Ma Joad: ¿Cómo sabré de ti, Tommy? Podrían matarte y yo nunca lo sabría. Podrían lastimarte. ¿Cómo lo voy a saber?
Tom Joad: Bueno, tal vez sea como decía Casy. Uno no tiene un alma propia. Sólo un pedacito de un alma grande, del alma grande que nos pertenece a todos.
Ma Joad: Y entonces… ¿Entonces qué, Tom?
Tom Joad: Entonces no importa. Estaré en cualquier parte de la oscuridad. Estaré en todas partes dondequiera que pongas la mirada. Donde quiera que haya una lucha para que puedan comer los hambrientos, allí estaré. Donde haya un policía golpeando a un hombre, allí estaré. Estaré en la manera en que los gritos de los hombres cuando se enojan. Estaré en la risa de los niños cuando tienen hambre y saben que la cena está lista. Y cuando la gente coma lo que cultiva y viva en las casas que construyó, también estaré ahí.
Ma Joad: No lo entiendo, Tom.
Tom Joad: Yo tampoco, mamá, pero es algo en lo que he estado pensando.
(Viñas de Ira, dirigida por John Ford.)
Explicación:
Espero que ayude
Respuesta:
Muchas personas han hecho posible que este trabajo pueda terminarse, por eso, no puedo
dejar de agradecérselo a todas ellas...
A Marina, por ser la primera que me hizo amar la Lengua Española y por aceptarme con
los brazos abiertos.
A todos los profesores que me han ayudado desinteresadamente en la recogida de las
muestras que aquí aparecen y a sus estudiantes.
A todos mis alumnos en Chipre, Turquía y Brasil, por hacer que disfrute con mi trabajo,
por haberme enseñado tanto y con tanto cariño.
A Tono, por la luz aportada a mis dudas iniciales.
A Asun, por permitirme acceder a la mayor parte de la bibliografía utilizada.
A Hugo y Claudia por las charlas, las preocupaciones y los planes compartidos.
A Evaristo, el vigués más brasileño, por hacerme sentir como en casa.
A las “Amparo”, por sus cenas de los martes y tantas experiencias compartidas.
A Denis y a Ana, por hacerme el día a día mucho más fácil, por las sonrisas y las lágrimas,
en definitiva, por su amistad.
A Paco, a Irene, a Yolanda, a Susana, a Sonia, a Xemma, a Ruth, a Alessandra, a Ester, a
Cristina y a Patricia, por haberse incorporado a mi vida y haberla enriquecido tanto.
A Renato, porque sin él nunca hubiera terminado este trabajo, por su paciencia, su buen
humor y su amor incondicional; y por despertar en mí tantas cosas bonitas.
Y, sobre todo, a mi familia, por su respeto y apoyo constante en mis decisiones; a Nadia, a
Candela y, en especial, a mis padres, Lolín y Pablo, por enseñarme a elegir y a buscar la felicidad.