Ciencias Sociales, pregunta formulada por maebecerra719, hace 7 meses

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Respuestas a la pregunta

Contestado por Usuario anónimo
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Respuesta: La adivinanza, añeja en sus orígenes, por su estructura y función se va adaptando a las distintas circunstancias culturales, sociales, históricas, generando nuevas versiones de una tradición tan arraigada en el sentir popular como lo es esta forma lírica de comunicación del arte de saber y entretener. Ingenio y poesía unidos en un juego mental y verbal que ha perdurado por siglos haciendo las delicias de niños y adultos.

Esta forma poética suele basarse para su construcción en elementos de la poesía tradicional popular como son los versos de arte menor, las cuartetas octosilábicas, de rima asonante o consonante cruzada, el uso de la forma paralelística, del símil, la metáfora, la metonímia, la alegoría, la dilogía, la analogía, y el desglose lingüístico, entre otros.

El afán de develar lo oculto ha estado presente en la historia de la humanidad desde siempre y de ello existen valiosos y variados ejemplos literarios en obras como la Biblia, La epopeya de Giglamesh, el Libro de Apolonio, Las mil y una noches, además de los recogidos en la tradición griega, latina, celta, germana, asiria, egipcia, india, china, náhuatl, maya, quiché, entre otras muchas. Para tratar de entender lo oculto, descifrarlo, conjurarlo o resolverlo el hombre se ha valido de toda suerte de artilugios adivinatorios. Se trata de entender lo «divino», del divinare, addivinarelatino, como lo velado, lo ignorado, y adivinar, como un don divino que permite trascender lo humano, lo terreno. De ahí que su búsqueda de una explicación a través de mitos, ritos y artes adivinatorias sea tan ancestral como él mismo. En lo relativo a la palabra, las formas de dicha búsqueda más difundidas han sido sin duda el oráculo, las profecías, el enigma, el acertijo, la adivinanza.

De esta última nos ocuparemos aquí en un intento de entender qué es, en qué consiste, cuál es su función y cómo han sido su permanencia y trascendencia a través del tiempo y el espacio, en particular de las adivinanzas que conocemos actualmente en México. Sabemos que existen adivinanzas en todas las culturas y las ha habido en todos los tiempos, sin embargo, para nuestro propósito nos centraremos en las que se dan en nuestro país, mezcla de la tradición española y la indígena, y en especial en las de tradición popular1.

Según José Luis Garfer y Concha Fernández, reconocidos especialistas en este género2: «Primero fue el acertijo y, cuando éste se arropó con el verso, nació la adivinanza, una pequeña y valiosa joya poética de nuestra literatura popular.» (Garfér y Fernández 1994, VII) Ambos coinciden en plantear una pregunta ingeniosa, sin embargo el acertijo lo hace en prosa y la adivinanza en verso, y ésta, además, dentro de una estructura más compleja y elaborada, y con parámetros más definidos en su construcción. Entre ellos destaca el uso de un lenguaje simbólico y rimado con el que logra conformar «un rodeo de palabras, una descripción metafórica» (Gárfer y Fernández 1993, 11), en los que se esconde la clave a resolver.

La adivinanza es entonces una composición lírica breve de tipo popular y tradicional que ha sido definida de múltiples maneras. Para algunos, su esencia está en el hecho de ser un ejercicio intelectual, un juego en el que se reta a un contrario de forma ingeniosa para que resuelva un breve enigma o problema, en el cual puede o no presentarse una clave, a veces verdadera, otras falsa o encubierta.

Al respecto, María Gabriela González considera que la adivinanza: «Es uno de los primeros y más difundidos tipos de pensamiento formulado; es el resultado del proceso primario de asociación mental, de la comparación y la percepción de parecidos y diferencias aunados al humor y al ingenio. La sorpresa al descubrir similitud entre objetos, en los que de ordinario no se esperaría encontrarla, es un elemento básico para su elaboración: sin sorpresa no hay adivinanza». (González Gutiérrez 1999, 21)

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