crear un objetivo sobre los derechos de las mujeres en el movimiento indigena latinoamericano
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El interés de este trabajo es discutir cómo se fue construyendo una agenda de género dentro del movimiento de mujeres indígenas en México. Se parte de reconocer que, al igual que en la explicación de la emergencia del movimiento indígena latinoamericano y mexicano, la organización de las mujeres indígenas está cruzada por diversas dimensiones y procesos que podemos denominar glolocales, a los cuales se hará referencia.1
Es posible rastrear la constitución de las mujeres indígenas como actoras políticas desde que proponen dar a la lucha india por la autonomía y el respeto a los derechos humanos un rostro femenino, hasta arribar a una posición teórico–política que ha sido denominada como una perspectiva de género culturalmente situada. Se reconstruirá la participación de las mujeres en organizaciones no tradicionales, como las organizaciones políticas, que inician a finales de los años ochenta con un discurso de reapropiación de la identidad étnica en términos positivos. Éste es el momento en el que se empieza a perfilar, aunque de manera incipiente, su presencia política, y poco a poco se van abriendo espacios de interlocución con otras organizaciones de mujeres indígenas del mundo y con los Estados y los organismos multilaterales.
En nuestro país, encontramos los primeros referentes a las mujeres indígenas en los documentos y declaraciones emitidos por el movimiento indio desde mediados de la década de los setenta, los cuales tienen una continuidad y un crecimiento en los años siguientes, hasta llegar a la construcción de un discurso propiamente de género en la década de los noventa.2 De este modo, una de las fuentes primordiales para preparar este artículo fueron los documentos elaborados tanto por las organizaciones mixtas (formadas por hombres y mujeres) como por las de mujeres indígenas, ya que nos dan a conocer la trayectoria de la construcción de un actor político con rostro y reivindicaciones propios. En este sentido, los manifiestos y declaraciones emitidos por ellas en diferente foros y reuniones permitieron reconstruir sus agendas de lucha, sus preocupaciones, sus visiones y sus propuestas de futuro. Es decir, estos documentos se convierten en parte del capital político y cultural con que el movimiento indio combate en esta sociedad de la información y construyen lo que Sydney Tarrow llama un poder en movimiento.3
La experiencia acumulada en los procesos de lucha, la capacitación, las alianzas y los encuentros y desencuentros con otras luchadoras sociales han llevado a la construcción de una particular perspectiva femenina que se fue enriqueciendo y fue tomando un lugar importante en los contextos internacionales y nacionales, por lo que se consideró relevante hacer una rápida revisión de este proceso. Iniciaremos nuestra argumentación hablando de lo que hemos denominado la genealogía de la construcción de un actor político.
La construcción de una agenda de género entre las mujeres indígenas mexicanas y la globalización de su lucha
Diversos estudios han abordado la presencia de las mujeres indígenas en los procesos de lucha de sus pueblos y dentro de las filas de muchas organizaciones, sin embargo, es hasta años muy recientes –en la década de los noventa– cuando se habla de un movimiento social indígena con rostro femenino y con demandas específicas (Valladares, 2004). Aquí rescataremos los diferentes ámbitos en los cuales las mujeres indígenas han conquistado espacios: uno se refiere al contexto internacional, en donde se han creado foros específicos de y para mujeres; otro está relacionado con los procesos organizativos de las mujeres registrados en el nivel latinoamericano; y por último se hará mención de su experiencia organizativa en el plano nacional.
En la esfera internacional podemos ubicar la IV Conferencia Mundial sobre Mujeres de las Naciones Unidas, celebrada en Beijing en 1995, como una de las primeras instancias en donde las mujeres indígenas tuvieron un espacio para reunirse. Allí lograron articular sus demandas de forma conjunta como mujeres indígenas, distintas de las de los pueblos indígenas, en tanto tienen como punto de partida los derechos de las mujeres y confluyen en la reivindicación de derechos colectivos como integrantes de pueblos culturalmente diferenciados. Fue un encuentro relevante, pues al final de la reunión ellas elaboraron su propia declaración, afirmando su identidad y su lucha como mujeres indígenas.