Crea un texto propio e individual que, si bien pude reflejar ideas del tema, debe concluir con una postura personal
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Respuesta:
La escritura es parte del trabajo intelectual que se desarrolla en las instituciones educativas. Es, también, una herramienta de comunicación y de aprendizaje que nos permite trascender el tiempo y el espacio para dejar constancia de hechos en forma de datos e ideas, y organizados de una manera significativa para brindar información. Esto nos ayuda a transitar del dato a la información, y de la información al conocimiento, de tal manera que pueda convertirse en acciones que incidan en la realidad.
La escritura académica tiene como características distintivas: una perspectiva crítica, la objetividad, la claridad, la precisión, su concisión y fluidez. Se destina a un tipo específico de lectores que comparten intereses y se desenvuelven alrededor de la investigación, las tareas docentes, o bien que confluyen en un campo específico del conocimiento. Existen diferentes propósitos para la escritura académica. Esta diferencia se refleja en formas distintas de documentos, como es el caso de las tesis, los informes de investigación, las reseñas, los ensayos, los artículos científicos y los libros.
En el presente trabajo se aborda el tema del ensayo y se aportan algunos elementos descriptivos para su caracterización, realización y estructura, sin pretender agotar el tema, sino constituirlo en un detonante de la discusión, particularmente entre docentes de nivel medio superior y superior que empiezan a formarse en las tareas de escribir, y que tienen la responsabilidad de orientar y alentar a sus estudiantes en el desarrollo de las habilidades para la escritura académica, destacando las posibilidades del ensayo como estrategia de aprendizaje. Cabe mencionar que el propósito original ha sido apoyar a los docentes que vienen participando en los seminarios "Repensar la comunicación" y "Metodología de la investigación", ambos a cargo de docentes del Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociales del Instituto Politécnico Nacional.
La palabra "ensayo" proviene del latín exagium, es decir, el acto de pesar algo. Ensayar es pesar, probar, reconocer y examinar; es producto de la meditación, donde lo esencial es explorar, su sentido de audacia y su originalidad.
En el aula tradicional y en los ambientes virtuales hoy se pide que los estudiantes realicen un ensayo como una manera de mostrar y evaluar los aprendizajes. No obstante, la mayoría de las veces sólo reciben, como apoyo para prepararlo, una bibliografía básica, unos lineamientos mínimos o un esquema gráfico. No se les indica cómo elaborarlo y suele plantearse como una tarea de escritura y no como un ejercicio de organización de las ideas y el pensamiento. Esto, más que ayudar, provoca un rechazo al quehacer de escribir, pues el estudiante no alcanza a entender qué es el ensayo ni la razón de la tarea, y acaba haciendo de todo menos lo que se le ha pedido.
Como consecuencia de lo anterior, advierte Carlos Sánchez Lozano (2002), los estudiantes creen haber escrito un ensayo cuando sólo han hecho un resumen, una paráfrasis, una ficha de lectura, un artículo y, en el peor de los casos, la copia textual de un escrito recuperado de la Internet al que le modificaron el formato y le pusieron su nombre, incurriendo en el plagio. Los docentes, por su parte, asumen que sus alumnos saben escribir ensayos. Sin embargo, esto no se cumple ni favorece la consolidación del pensamiento argumentativo ni del pensamiento crítico, condiciones necesarias para escribir textos académicos (p. 138).
Alzate Yepes (2009) señala que los docentes piden ensayos de manera recurrente y confunden al estudiante cuando bien se les podría solicitar un informe de lectura, un buen resumen, una reseña o un comentario, mismos que cumplen con el propósito de dar cuenta del tema en cuestión. La misma autora advierte que:
Someter a un estudiante a que escriba un ensayo cuando no tiene propiedad para formular una tesis, cuando no posee habilidad para refutar o para argumentar con propiedad o exhibir de manera clara, coherente y contundente unas ideas a favor de una posición, se convierte en un acto irresponsable. (p. 1)
El ensayo nos obliga a ejercitar la reflexión; en su construcción se valora la actividad de la búsqueda permanente, por ser un proceso continuo de construcción intelectual, en el convencimiento de que siempre se puede lograr más. María Elena Arenas Cruz (1997) advierte que al ensayista no le interesa la totalidad del asunto, sino probar sus pensamientos y dejar constancia de su reflexión, que puede ser profunda o superficial, pero nunca exhaustiva; no intenta agotar las posibilidades de un tema, pero aporta una idea de cómo propone que percibamos su postura (p. 179)