cosas en que fallo gustavo rojas pinilla
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El gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla terminó el 10 de mayo de 1957, cuando se vio obligado a entregar el poder a una Junta Militar compuesta por los mayores generales Gabriel París y Deogracias Fonseca, el contraalmirante Rubén Piedrahita y los brigadieres generales Rafael Navas Pardo y Luis E. Ordóñez.
La crisis de la dictadura comenzó en 1956 con el retiro del apoyo que le habían brindado los dirigentes de los dos partidos tradicionales, debido al empeño del general Rojas por lograr cierta autonomía tratando de crear una base social propia a través de la conformación de lo que se llamó la Tercera Fuerza, es decir, un nuevo movimiento político que aspiraba a colocarse por encima de las dos grandes colectividades partidistas tradicionales.
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1954: Marchas, militares, muerte
Militares incursionaron en la Universidad Nacional de Colombia el 8 de junio de 1954. En extrañas circunstancias, murió el líder estudiantil Uriel Gutiérrez. Sus compañeros salieron a marchar al día siguiente. El destino, como otras veces en la historia, era la Plaza de Bolívar. Y casi en el mismo lugar del centro bogotano donde seis años antes había caído Gaitán, cayeron otros 13 estudiantes. Todo, finalmente, quedó sin resolver.
Se acusó a los estudiantes de ser culpables, de disparar primero. Pero el mismo Rojas Pinilla salió en su defensa. Defendió también a los militares que enfrentaron la protesta. Ya en 1954, Rojas Pinilla percibía un enemigo oculto en la ambigüedad de las apariencias: “agentes provocadores”. Los disparos, afirmó, vinieron de arriba.
1955: Craso error, censura a la prensa
Murió también en extrañas circunstancias Emilio Correa Uribe, director de El Diario, periódico liberal de Pereira. Fue el 8 de julio de 1955. Se habló oficialmente de un accidente automovilístico. Pero el martes 2 de agosto, apareció en El comercio, periódico de Quito, una carta firmada por Roberto García-Peña, director de El Tiempo, de Bogotá. Fue explosiva. García Peña afirmó que el accidente era mentira. Se trataba, al contrario, de un asesinato perpetrado por los “pájaros”.
¡Grave cosa! Rojas Pinilla había sido insistente en su condena a la violencia bipartidista, cuyos protagonistas fueron los “pájaros”, asesinos conservadores. La carta de García-Peña era una ofensa internacional para un gobierno que, en 1953, se alzó con las banderas de la paz y la reconciliación. Se quiso pactar, pero el periodista, al contrario, fue más lejos. Así lo declaró Lucio Pabón, Ministro de gobierno, al anunciar el cierre de El Tiempo el 4 de agosto de 1955.
1956: La Tercera (y última) Fuerza
El 13 de junio de 1956, Rojas Pinilla aprovechó la celebración del tercer año de gobierno para sacar su “as bajo la manga”: la Tercera Fuerza, su partido político (aunque dijo que partido no era). Hubo desfile, hubo juramentos y se usó la religión. Pero entonces, hubo también carta abierta del arzobispo primado, dirigida al presidente. Y allí, fuertes reclamos por la usurpación del juramento litúrgico y, de paso, por el respaldo que Rojas Pinilla daba en ese momento a los sindicatos colombianos cercanos a Perón, presidente de Argentina.
Rojas Pinilla se quedaba solo. Liberales y conservadores ya se encontraban consolidando un binomio más poderoso que aquel del “Pueblo-Fuerzas militares” que el General pregonaba desde sus tiempos jubilosos de 1953. La Tercera Fuerza fue su máxima esperanza, pero también su condena. Un mes más tarde, Lleras Camargo y Laureano Gómez se encontrarían en Benidorm para pactar el inicio del Frente Nacional y el final de Rojas Pinilla. No lo fue, vendrían las elecciones del 70 y la Anapo. Pero eso es otro capítulo de la historia.
Explicación:
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