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ojo,cuida los aspectos de las escrituras,mínimo 4 párrafos,que serían 8
es de español
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El pies de oro
No hace mucho tiempo sentía una gran
fuerza que me unía al fútbol y que nadie
conseguía ver. Estaba triste porque yo
quería mostrar al mundo cómo era yo pero a nadie le interesaba.
Yo era un niño normal como cualquier otro niño al que nadie
prestaba atención. Mi vida solo se basaba en ser despreciado en
los partidos de fútbol, nadie me elegía. Elegían a Mateo, el más
peleón; o a Jhampier, el más molestoso; incluso a Diego, el más
v a g o. Pero nunca a mí.
Hasta que un día me cansé de tanto desprecio y quise
apuntarme a un equipo de fútbol para poder mejorar mi forma
de jugar y así entrar a un equipo importante. Me apunté tres días
a la semana. Las clases eran los lunes, miércoles y viernes y era
el equipo más famoso de la ciudad de Santo Domingo. Lo mejor
de los partidos era que salían transmitidos por televisión, así mis
compañeros me podrían ver cómo jugaba y se darían cuenta de lo
bien que lo hacía.
Los primeros días me costaron mucho pero me esforcé y fui adaptándome al entorno. Allí todo era tan diferente, el estadio era
muy grande —igual que las porterías—, había gradas, hasta un
árbitro y todo era muy impresionante. Pasaron los días hasta que
llegó el día del partido. Estaba nervioso ya que era la primera vez
que jugaba en un partido con mi nuevo equipo.
De repente, nuestro entrenador dijo que era el momento
y salimos al enorme estadio de fútbol. Había luces que me
deslumbraban, cámaras, un montón de gente en el graderío.
Todo eso me impresionó, nunca había visto una cosa igual.
El árbitro nos dijo que nos colocáramos y empezó el partido.
Transcurrieron minutos y minutos, y seguíamos empatados
cero a cero con el equipo Verde 70. Los nervios me recorrían
todo el cuerpo. Tuve un montón de oportunidades para marcar
el primer gol y las desaproveché. Entonces, de la nada, salió
mi compañero Estalin con la pelota entre los pies y me dijo:
“Marca”. Yo estaba nervioso, no sabía qué hacer pero reflexioné
un segundo y volví al partido. Estaba frente al portero y tenía la
oportunidad de marcar, mi sueño se haría realidad. Me concentré
y me dije, “Vamos, tú puedes hacerlo, todo depende de ti”. Por
un momento dudé que fuera a marcar así que cerré los ojos y
esperé el resultado. Esos segundos me parecieron interminables
hasta que los abrí. No lo podía creer, ¡había marcado! Todos mis
compañeros fueron corriendo a abrazarme. No lo podía creer, mi
sueño, ¡hecho realidad! Tenía un cosquilleo por todo el cuerpo, un
suave cosquilleo, un cosquilleo de victoria.
No sabía lo que me esperaría al día siguiente en el colegio, así
que dejé que sucediera. Mis profesores me dieron la enhorabuena
y mis compañeros nunca me volvieron a despreciar. Pero mis
compañeros ya no eran mis compañeros de clase, eran mis
amigos