copia el texto y un ejemplo para cada una de las siguientes características de Amalia
Respuestas a la pregunta
Respuesta:Eduardo te ama, y yo también estoy contento de eso.
-¿Lo crees tú?
-¿Lo dudas tú?
-¿Yo?
-Sí, tú.
-Dudo de mí.
-¿No eres feliz con ese amor?
-Sí, y no.
-Es como no decir nada.
-Y sin embargo, digo cuanto siento en mi alma.
-¿Le amas y no le amas entonces?
-No; le amo, le amo, Daniel.
3. Complicidad de un personaje con la dictadura.
Conversación entre Amalia y la Señora de N
¿Y podrá usted decirme -preguntó Amalia a la señora de N...- quién es aquel caballero que está haciendo molinete con un guante blanco, y que se distingue por el tamaño exagerado de su divisa punzó?
-¡Cómo! ¿Pues que no lee usted La Gaceta? -¡La Gaceta! -Sí, La Gaceta Mercantil -No la leo jamás, pero aun cuando así fuera...
-Sí así fuera, habría comprendido usted que aquel caballero no podría ser otro que el redactor de La Gaceta. Se llama Nicolás Mariño. Es el que predica el degüello de los unitarios. El 1º de diciembre de 1828, lo vi desde los balcones de mi casa andar por las calles prodigando abrazos a los revolucionarios. Después entró de oficial en el ministerio Guido, bajo la administración Viamonte. En 1833, escribió algunos mamarrachos en El Clasificador. Después escribió El Restaurador de las Leyes. A esa época ya no abrazaba sino a los federales. Ahora escribe La Gaceta, y abraza al diablo. ¡Qué ojos! ¿Le ha reparado usted los ojos?
4. Valentia Juvenil:
Palabras de Daniel a una cofradía de jóvenes ansiosos de libertad.
»¿Queréis patria, queréis instituciones y libertad, vosotros que os llamáis herederos de los regeneradores de un mundo? Pues bien, recordad que ellos y la América toda fue una asociación de hermanos durante la larga guerra de nuestra independencia, para lidiar contra el enemigo común; y asociaos vosotros para lidiar contra el enemigo general de nuestra reforma social: ¡la ignorancia!; contra el instigador de nuestras pasiones salvajes: ¡fanatismo político!; contra el generador de nuestra desunión, de nuestros vicios, de nuestras pasiones rencorosas, de nuestro espíritu vanidoso y terco: el escepticismo religioso. Porque, creedme: nos falta la religión, la virtud y la ilustración, y no tenemos de la civilización sino sus
Explicación: