¿Contra qué se debe defender un Neoliberalismo en la Vida ESPIRITUAL?
Respuestas a la pregunta
Al concluir 1996, los Jesuitas de América Latina, reunidos en México, elaboraron una Carta y un Documento de Trabajo.
En ellos denuncian, con lucidez y firmeza, la ideología y la economía neoliberal.
Y, con pasión y compasión, ratifican su apuesta por una sociedad en la que quepan todos.
Queridos Compañeros: Nosotros, Superiores Provinciales de la Compañía de Jesús en América Látina y el Caribe, siguiendo el llamado de la Congregación General 34 a profundizar nuestra misión fe-justicia, queremos compartir con todos los que participan de la misión apostólica de la Compañía de Jesús en el continente y todas aquellas personas preocupadas y comprometidas con la suerte de nuestro pueblo, especialmente los más pobres, algunas reflexiones sobre el llamado neoliberalismo en nuestros países.
Nos resistimos a aceptar tranquilamente que las medidas económicas aplicadas en los últimos años en todos los países latinoamericanos y el Caribe, sean la única manera posible de orientar la economía y que el empobrecimiento de millones de latinoamericanos sea un costo irremediable de un futuro crecimiento. Detrás de estas medidas económicas existe una estrategia política, subyace una concepción de la persona humana y una cultura que es necesario discernir desde nuestros propios modelos de la sociedad a la que aspiramos y por la cual trabajamos, al lado de tantos hombres y mujeres movidos por la esperanza de vivir y dejar a las futuras generaciones una sociedad más justa y humana.
Las consideraciones presentadas no pretenden ser el análisis científico de un asunto complejo que requiere investigación desde muchas disciplinas. Son solamente reflexiones que encontramos pertinentes sobre las consecuencias y criterios del neoliberalismo, y características de la sociedad que anhelamos. Nuestra preocupación principal, al compartir estas reflexiones, es de orden ético y religioso. Los comportamientos económicos y políticos a los que nos referimos reflejan en el ámbito de lo público los límites y contravalores de una cultura fundada en una concepción de la persona y la sociedad humana ajena al ideal cristiano.