Consulta información sobre cuál fue el papel de la mujer en la política latinoamericana a comienzos del siglo 21. Escribe un texto de una página en el que desarrolles los siguientes 3 aspectos
Su desempeño en la búsqueda de sus derechos civiles.
Los éxitos que ha alcanzado.
Los obstáculos que se le han presentado.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
¿MÁS MUJERES POLÍTICAS EN AMÉRICA LATINA?
[...] en 1990 [...] una mujer fue electa presidenta de un país latinoamericano y estuvo en el gobierno hasta 1996 fecha en que constitucionalmente su mandato concluyó, fue Violeta Barrios de Chamorro en Nicaragua —viuda de famoso líder opositor asesinado—. Aunque Isabel Martínez de Perón ya lo fuera en Argentina (1974–1976) —viuda de presidente— y Lidia Gueiler —brevemente— en Bolivia (1979–1980), a través de procesos de asignación sin previa elección popular, y que a su vez sufrieron sendos golpes de Estado que las derrocó del poder. Rosalía Arteaga, a modo de anécdota, ocupó fugazmente la presidencia de Ecuador por dos días en medio de un conflicto político importante en el país a inicios de 1997. Dos años más tarde fue electa Mireya Moscoso en Panamá —viuda de Arnulfo Arias— (Fernández, 1999:46).1
Si bien hasta hace poco se decía que las mujeres no eran consideradas capacitadas para ejercer un cargo político, hoy las cosas parecen estar cambiando. En últimas fechas varias encuestas y reflexiones sobre América Latina apuntan de forma clara y tajante cómo tiene lugar "una revolución profunda en los roles de género y los tiempos del cambio que están feminizando a la política latinoamericana" (Buvinic, 2006:1). Y si bien la revalorización del tema se ha incrementado al calor de Michelle Bachelet en Chile, no es menos cierto que hay cifras y noticias anteriores que van en dicho rumbo. Y es que según los datos de Gallup para el BID y Diálogo Interamericano, en el 2000: "la mayoría de los votantes (57%) opinaba que las mujeres eran mejores líderes de gobierno que los hombres. Asimismo, más mujeres (62%) que hombres (51%) creía que éste era el caso" (Buvinic, 2006:2). Eso sí, también los liderazgos políticos son diferentes, y las presidentas mencionadas en la cita anterior presentan características tradicionales (Genovese, 1997), muy distintas a las de las nuevas líderes en el mundo y en América Latina (Bachelet, Merkel, Halonen...).
LAS DIFICULTADES DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA FEMENINA: EL "TECHO DE CRISTAL", EL "SUELO ENGOMADO"
La relación entre la mujer y la política siempre ha sido vista como conflictiva, compleja y ambivalente. Varias, importantes y justificadas razones han dado lugar a esta situación; una de ellas, la expulsión histórica de las mujeres de la política formal, otra, la tardía incorporación al sufragio (Chaney, 1971). Además de los diversos obstáculos que existen en el sistema político para la participación femenina, están los "nudos" generados por las mujeres, desde la no coincidencia en prioridades y enfoques temáticos, hasta la dificultad de acceso en sí por la discriminación de posiciones cuando se accede a un ámbito típicamente masculino (Kirkwood, 1984). No obstante las limitaciones y los obstáculos, es importante visualizar las oportunidades, posibilidades, el aprovechamiento de espacios y grietas (Sojo, 1985). Y en este camino la reconceptualización de la democracia y la ciudadanía son importantes (Astelarra, 1986; Arizpe, 1987; Jelín, 1987), desde las interpretaciones de aprehensión de la política por parte de las mujeres (Kirkwood, 1981, 1982, 1983; Vargas, 1985, 1986), hasta la influencia de las formas organizativas a la hora de la participación femenina (Bonder, 1983, 1986; Caldeira, 1987; De Barbieri, 1992), sin olvidar la definición de la política misma (Sojo, 1985).En la actualidad se sigue reflexionando sobre el tema. Por ejemplo, Heller (2006:1) considera que "las mujeres están entre 'el techo de cristal y el piso engomado', donde el techo de cristal es la limitación invisible que tienen en las organizaciones para su desarrollo gerencial y el piso engomado o pegajoso, está marcado por las propias limitaciones que se autoimponen las mujeres por privilegiar sus roles en la familia o por no animarse a dar el salto". Esto, que se basa en estudios sobre liderazgo en el terreno económico y laboral, no es menos cierto y podría muy bien ser aplicable al caso que nos ocupa: las mujeres en la política.