Construye un escrito argumentativo sobre la importancia del Campesino en una producción económica nacional que sea largo porfa
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En 1949, se creó Acción Cultural Popular —acpo—, una fundación de origen católico que adelantó un ambicioso programa de educación a distancia para adultos campesinos denominado “Educación Fundamental Integral”, basado en un sistema combinado de medios y en un programa de formación a líderes campesinos. La fundación, dirigida por el sacerdote José J. Salcedo, surgió de las primeras “escuelas radiofónicas” creadas en 1947 en Sutantenza (Boyacá), pequeñas agrupaciones de adultos campesinos que estudiaban los cursos en formación básica impartidos desde la emisora Radio Sutantenza bajo la orientación de auxiliares campesinos. Durante sus primeros diez años, la acpo amplió su cobertura a muchas partes del territorio nacional, creó los Institutos Campesinos para la formación de líderes, incorporó nuevos recursos a su labor (cartillas y libros), y estableció alianzas con un amplio sector del clero y el estado, recibiendo apoyo financiero estatal,[3] de fundaciones católicas extranjeras y de la unesco.[4] En la época en que empezó a circular El Campesino confluyeron dos procesos decisivos para el país: el comienzo del Frente Nacional y la firma de la Alianza para el Progreso. El Frente Nacional (1958-1974) es el periodo surgido de una alianza entre las élites del Partido Liberal y el Partido Conservador, cuyos enfrentamientos en la década anterior tuvieron un especial impacto sobre el orden social y económico en el campo colombiano. Las élites de los dos partidos acordaron turnarse la presidencia por cuatro periodos consecutivos, distribuirse el poder institucional en partes iguales, siendo esos dos partidos las únicas fuerzas con acceso al poder político. Aquellas veían con preocupación su pérdida de liderazgo ante la influencia de otras corrientes políticas, incluidas aquellas más cercanas a la izquierda, y los estragos dejados por la violencia bipartidista sobre la seguridad del país en áreas rurales.[5] A su vez, procesos recientes de industrialización, urbanización y apertura de mercados para productos agropecuarios en el exterior, favorecieron el interés por aumentar la productividad del campo colombiano y detener el éxodo de campesinos hacia las ciudades.[6]
Por su parte, el gobierno estadounidense había volcado su interés en el campo latinoamericano, en el que veía un prometedor escenario para la apertura de nuevos mercados. Firmemente apoyada por el presidente Lleras Camargo (1958-1962), la Alianza para el Progreso[7] se presentó como una oportunidad para garantizar los intereses económicos de los EE.UU. en la región y asegurar su hegemonía política y cultural en el contexto de la Guerra Fría.[8] Tales circunstancias favorecieron la creación de varias instituciones y De acuerdo con un paradigma muy extendido en el periodo,[9] los dirigentes de la acpo interpretaron los problemas sociales que afectaban al campo colombiano como síntomas de su “subdesarrollo”. También afirmaron que este tenía origen en la mentalidad de la población rural, antes que en la estructura de relaciones sociales existentes.[10] Contraponiéndose a una vía revolucionaria de superación del atraso, plantearon la necesidad de capacitar al campesino adulto para transformarlo en agente de su propio desarrollo y del campo colombiano.
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