Historia, pregunta formulada por benjixsep, hace 2 meses

Constituyeron la oposición a partir de la década de los ochenta. Encabezaron una serie de manifestaciones que llevaron a cabo proyectando el itinerario establecido por la Constitución de 1980. La definición corresponde a:
a) El movimiento obrero.
b) El gremialismo.
c) La Concertación de Partidos por el No.
d) La Nueva Mayoría​


benjixsep: si xfis
Jazmingarcia17: de que
benjixsep: nada a vo no t hablo xd

Respuestas a la pregunta

Contestado por Jazmingarcia17
0

Respuesta:

gracias xlos puntos me das coronita plis


benjixsep: JAAJAJAAJAJ no
Jazmingarcia17: ok
Jazmingarcia17: no ay pedo
Contestado por romyshagnay08
1

Respuesta:

yo se

Explicación:

Empezar a tratar el tema de los movimientos sociales en el Ecuador en el periodo

indicado haciendo una reseña del Frente Unitario de los Trabajadores es un asunto

de rigor. La organización sindical en estricto sentido no es un movimiento, sino una

estructura estable y permanente de negociación de ciertos intereses, que en

Ecuador ha sido generalmente representada por una “mesa tripartita” que ponía a

jalonear a obreros, empresarios y Estado. También, por lo general, las

representaciones de los empresarios y del Estado hicieron causa común tanto para

aprobar la política salarial anual, cuanto para acordar, en coyunturas especiales, las

medidas anti-sindicales, por ejemplo, las que tomó la dictadura última en los años

70, a las que se llamó “decretos anti-obreros”.

Sin embargo de no ser en estricto sentido “un movimiento”, el frente sindical ha

sido históricamente el que se otorgó la representación del conjunto del pueblo,

mejor dicho, de las clases populares. Hablar de “los obreros” ha sido siempre, en el

imaginario popular y el discurso recurrente, referirse a la clase que defiende “a los

demás”, ante todo en las coyunturas de ajustes económicos, elevaciones de

precios, encarecimiento de los servicios públicos… y represión de los gobiernos.

Hasta corridos los años 70 del pasado siglo esto era así y de pronto empezó a dejar

de serlo. Varios motivos hubo para aquello: el giro estratégico del capital que buscó

nuevos nichos de inversión a condición de bajar el perfil de “la contraparte

negociadora”, es decir, de los sindicatos y las centrales de trabajadores, es quizás

la causa principal de ese cambio que dio lugar a que los sindicatos pierdan a inicios

de los años 80 la representación del bloque popular. Pero también hubo cierta

deslegitimación provocada por un discurso empresarial y estatal, alrededor de los

“privilegios” que defendían las centrales sindicales, situación más bien referida a las

reivindicaciones de ciertos sectores ligados a los servicios públicos, los que en la

etapa del Estado desarrollista no establecieron bien la diferencia entre laborar en

una empresa privada o en una entidad estatal, logrando en el momento de “las

vacas gordas” ventajas remunerativas y de otro tipo, insostenibles en los años 90

cuando el Estado empezó a sentir los efectos de su dependencia económica y

financiera al sector externo.  

RAÚL BORJA NÚÑEZ

10

En consecuencia, el reflujo del movimiento sindical –afirmación que es nuestro

punto de partida- tiene más que todo externalidades que determinan su pérdida de

liderazgo y legitimidad en el resto de la sociedad. En ese contexto, irrumpen en el

escenario otros movimientos, que serán el objeto principal de este informe.

1.2. El FUT lidera el bloque social

Hasta mediados de los años 80 los movimientos sociales en Ecuador estuvieron

articulados de algún modo a la organización sindical. Orgánicamente, las tres

centrales sindicales más reconocidas (CTE, CEOSL Y CEDOC) agrupaban en su seno

a organizaciones obreras, federaciones campesinas, comunas indígenas,

organizaciones de pobladores urbanos, gremios de artesanos,1

asociaciones de

comerciantes minoristas, sindicatos del sector público, entre otras representaciones

populares. El “bloque social popular” tenía más que todo un significado simbólico

generador de identidad y fortaleza en los momentos de lucha social. Lejos de

construir un programa político, aquella “unidad del pueblo” era más que todo un

icono próximo al imaginario popular, aunque en los momentos de mayor tensión

política del país adquiría los visos de un frente popular de lucha.

Los militares en el poder (1972-77) buscaron anular a todos los partidos políticos y

en esas condiciones el Frente Unitario de Trabajadores2

llenó en buena medida el

vacío relativo de la izquierda y jugó un rol protagónico en la escena política

nacional. En el campo estrictamente reivindicativo, en las coyunturas de lucha y

negociación con los sectores empresariales y el Estado, el FUT se constituyó en la

voz legítima de las organizaciones populares en general, no solo de las sindicales,

no obstante las fisuras ideológicas, políticas y hasta personales que existían a su

seno, y las disidencias que se manifestaban beligerantes en su entorno.3

Es digno de destacar que entre 1972 y 1977, ante la ausencia de partidos políticos

por la negación que fueron objeto por las dos administraciones militares que tuvo el

país, las representaciones sociales con visos de vocería política fueron el FUT


benjixsep: si xfis
romyshagnay08: cámaras de la producción, una suerte de “abogacías” casi siempre confrontadas en
torno al enfoque de los grandes temas nacionales: política petrolera, fiscal,
tributaria, de salarios y remuneraciones, reforma agraria, precios de los productos
de primera necesidad, etc. Más adelante, cuando los militares abrieron el periodo
de retorno a la democracia constitucional, las dos representaciones vuelven a
romyshagnay08: confrontarse alrededor del modo de institucionalización de ese proceso. En todo
este trajinar contradictorio, el FUT fue el “vocero del pueblo”.
Hasta 1983 las huelgas nacionales tuvieron una fortaleza singular por la influencia
territorial que revelaron. Las grandes acciones protagonizadas por el FUT se
expresaban a escala nacional, en ciudades y cantones, áreas rurales, carreteras,
romyshagnay08: servicios públicos, etc. generando una conmoción nacional. Su plataforma abarcaba una diversidad de puntos programáticos que iban desde la reivindicación salarial, la
romyshagnay08: seguridad social, las reformas a la estructura de propiedad de la tierra, los precios de los productos de primera necesidad, la derogatoria de decretos anti-obreros… hasta la defensa de la soberanía nacional
romyshagnay08: condensada en tesis sobre el mar territorial y el petróleo. En 1983-84 culminó ese proceso de posicionamiento territorial y político del FUT. La séptima huelga nacional del FUT, en marzo de 1983, dio las primeras muestras de agotamiento de esa estrategia, pues, aunque los motivos de las huelgas nacionales
romyshagnay08: seguían indemnes, no traían consigo resultados concretos. A esto se sumaba los episodios de falta de unidad de las centrales sindicales y de las organizaciones políticas de izquierda. El presidente Osvaldo Hurtado inauguró –entonces- el largo periodo de aplicación de las políticas públicas de corte neo-liberal, dejando casi fuera del escenario al movimiento sindical y a su principal representación y vocero, el Frente Unitario de los Trabajadores.4 1.3. El FUT entra en reflujo
romyshagnay08: A pesar de su repertorio social y alcance territorial, las huelgas nacionales del FUT tuvieron una pobre incidencia política.5 En la medida que no obedecían a una estrategia de ganancia de poder, sino a una táctica de negociación en la coyuntura, las huelgas nacionales terminaban en logros pírricos.
romyshagnay08: El FUT procuró siempre arribar a la mesa de negociaciones aplicando dos tácticas recurrentes: apoyar al “sector progresista” del gobierno de turno y debilitar al sector “derechista”. En medio de ese “juego en el poder” y no “por el poder”, el FUT lograba una ganancia en salarios, el “congelamiento” de los precios de los alimentos y servicios básicos,
romyshagnay08: NO TE PREOCUPES FALTA MAS
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