Ciencias Sociales, pregunta formulada por gcallatacoila, hace 10 meses

conspiraciones en el perú en el tiempo de san martin

Respuestas a la pregunta

Contestado por ITACHIELOTAKU
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Respuesta:

La nota recibida por Pinto decía: "Estoy impaciente por hablar con Ud. sobre un asunto que nos es sumamente interesante. No conviene que vaya yo al Callao. Véngase lo más pronto que pueda, y véngase a saber cosas desagradables; pero cosas a que es menester oponer la razón, la justicia, la conveniencia y mil y mil muertes si son precisas. Véngase, véngase”.

Estaba firmada por Heres. (01)

Pinto no fue el único citado, también Agustín Gamarra, el jefe del batallón Nº 1 Cazadores del Perú, recibió esa noche una nota en estos términos, según lo recuerda el destinatario: "Mi amigo, conviene que nos veamos porque interesa a nuestra felicidad y a la de toda América, dígame a que hora lo he de esperar. Su afectísimo, Tomás Heres". (04)

Muchos autores, Mitre inclusive, mencionan a Mariano Necochea como otro de los citados por Heres, pero del testimonio que cada interesado presentó, no se colige que haya sido así.

Reunidos los tres jefes en el cuartel del Numancia, Heres les informó que tenía conocimiento de una conspiración que preparaban los principales jefes del Ejército de los Andes con el objeto de deponer al Protector y aún de atentar contra su vida.

Indagado por Gamarra si su información tenía fundamentos sólidos, le aseguró que sí, "y preguntado sobre quiénes le habían comunicado sobre el proyecto, contestó que todo no se podía decir, causándole una especie de sonrojo con las respuestas".

Gamarra insistió queriendo saber si conocía la fecha en que se daría el golpe, para ver si aún era posible tomar medidas que pudieran contrarrestarlo, Heres le respondió: "Amigo, esto va a suceder muy pronto y se lo llevará el diablo si la fuerza no se opone a la fuerza" (en efecto, como ya se ha dicho, su batallón estaba sobre armas) y agregó: "Sería muy oportuno hecharle (sic) un anónimo al Protector". (04)

Tanto Pinto como Gamarra fueron de la opinión de que estando tan cerca de producirse el golpe, sería mejor dar parte directamente al Protector "para evitar con mas acierto un lance en que se aventuraba toda la suerte de América". (04)

A las 10 de la noche de ese mismo día, obligado a dar la cara, Heres informó al Protector.

Según Mitre, San Martín había recibido el aviso de lo que pasaba "por otro conducto", tranquilamente escuchó la denuncia y contestó: "No hay cuidado".

En vano Heres solicitó ocupar con su batallón el fuerte de Santa Catalina - era la ciudadela (a) de la capital o que, por lo menos, le permitiera relevar la guardia del Palacio de Gobierno, ambos servicios a cargo del batallón Nº 11 de los Andes, que Heres afirmaba estar complotado Pero San Martín no quiso tomar providencia alguna. (01)

A la misma hora que Heres informaba al Protector acerca de la conspiración, el general en jefe del Ejército Unido, Juan Gregorio de Las Heras se encontraba en su casa en compañía de uno de los ayudantes de San Martín, el coronel médico Diego Paroissien.

En ese momento "se presentó un eclesiástico a darme reservadamente parte de que el batallón Numancia se hallaba en su cuartel sobre armas y que se decía era para deponer al Protector del Supremo Gobierno del Estado". (05)

Las Heras inmediatamente envió al eclesiástico con Paroissien "para que personalmente diese aviso de esta novedad". Como había ocurrido con el primer denunciante, el Protector le contestó lacónicamente que no tuviese cuidado.

"Así pasó la noche, en medio de la doble alarma producida por la actitud al parecer agresiva del Numancia y la preventiva, tomada en consecuencia, por los demás cuerpos de la guarnición".

Al día siguiente San Martín recibió a Las Heras. Su introducción fue directa: "El coronel Heres me ha declarado que los jefes del Ejército de los Andes conspiraban contra mi".

Las Heras le dio seguridades de fidelidad en su nombre y en el de sus compañeros.

El Protector pareció darse por satisfecho y no volvió a insistir sobre el asunto. (01)

Pero la noticia se generalizó, y con comentarios desfavorables para los jefes de los Andes, a quienes se les acusaba de ingratitud e infidelidad.

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