consecuencias políticas de la libertad
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A veces pienso que no confundimos las cosas, sino que simplemente hacemos malabarismos con nuestras propias ideas, a sabiendas de que nos tomamos el pelo a nosotros mismos por no aburrirnos como avutardas.
A esa conclusión he llegado tras leer por ahí, docenas de veces, que el gobierno alemán chantajea a los griegos con la política del miedo para que no voten a Syriza.
Porque no se trata de eso. Se trata de decirle a la gente que su libertad, que es suya y solo suya, no afecta a la libertad de los demás, y que lo que tú votes no me compromete a mí.
Se trata de hacer comprender a los ciudadanos que toda decisión tomada libremente tiene unas consecuencias, lo mismo que la elección de la persona con la que te casas, el trabajo que aceptas o el coche que compras.
¿Quieres un diésel? Genial, pero contamina más, tiene menos aceleración y el motor parece más duradero. ¿Quieres vivir en un pueblo en vez de en una gran ciudad? Más tranquilidad, vida más sana, menos servicios, menos oportunidades....
¿Qué tiene de raro?
¿Quieres votar a Syriza? Pues vótales, pero ten en cuenta que eso supone que no me puedes llamar a mí para pedir prestado, igual que has tenido que dejar de llamar a ese amigo al que no le cae bien tu novia.
La libertad siempre es un ejercicio a dos bandas: la libertad de tomar decisiones de quien la ejerce y la libertad de los demás de aceptar esas decisiones, o no aceptarlas, o borrar tu número de la agenda, porque no le apetece ir a visitarte a un pueblo en casa Cristo.
Cada cual que vote a quien le dé la gana, pero que sepa que eso tiene consecuencias. Unas buenas y otras malas. Es cuestión de sopesar y, como adultos, decidir lo que te conviene.
Lo que no es de recibo es pedir a terceros que lo acepten porque sí y que no reaccionen de ninguna manera, como si eso fuera un modo de coartar tu libertad.
Si mueves la cola, caricia. Si gruñes, palo. Ser perro es lo que tiene.
Explicación: :)
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Porque no se trata de eso. Se trata de decirle a la gente que su libertad, que es suya y solo suya, no afecta a la libertad de los demás, y que lo que tú votes no me compromete a mí.
Se trata de hacer comprender a los ciudadanos que toda decisión tomada libremente tiene unas consecuencias, lo mismo que la elección de la persona con la que te casas, el trabajo que aceptas o el coche que compras.