consecuencias del crecimiento de la población y ciudades durante el siglo XVIII en la Nueva España
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Respuesta:
La depresión económica de mediados del siglo XVII surgió principalmente de la crisis minera y de la consiguiente reducción del comercio trasatlántico, y puso fin a un ciclo en que se depositó demasiada confianza en las minas de plata y en la posesión de tierras.
Quizá arruinó, o por lo menos redujo a condiciones más modestas a muchas familias pudientes, pero el hecho es que durante el clímax de esta tempestad económica en el decenio de 1650 a 1660 el diarista Gregorio de Guijo informaba de fortunas de 416,000 pesos <<solo en metal y monedas>>; de 800 000 pesos en efectivo sin contar casas, jardines y muebles; y otra de 900,000 pesos.
Solo la Iglesia podía competir con estos ricos comerciantes. Un arzobispo de México, a su regreso a Europa, llevó consigo unos 800,000 pesos en joyas y metales preciosos.
La crisis, entonces, obviamente no afectó a todos con la misma intensidad, ni fueron dañinas todas sus consecuencias. Además, hacia 1650 la población española -que incluía no únicamente a españoles, sino también a mestizos, mulatos y negros- quizá llegaba a las trescientas mil personas, en comparación a una población indígena que apenas pasaba del millón.
Ciertas cifras relativas al Bajío también indican que el flujo de emigración hacia el norte no se detuvo. El registro de tributarios indígenas en Querétaro aumentó de 600 a 2,000 entre 1644 y 1688, y en la cercana población de Celaya, de 2,148 a 6,419 entre 1657 y 1698.
En la región central de la Nueva España, por consiguiente, la expansión ininterrumpida de la población española, relativamente concentrada en núcleos urbanos, promovió el avance correspondiente de la economía doméstica.
[En contraste] Durante el siglo XVIII la Nueva España experimentó una profunda recuperación económica que tuvo su origen tanto en el renacimiento de la actividad minera como en el continuo aumento de la población.
En términos generales, la población mexicana aumentó de 3 336 000 personas en que se estimó en 1742 a cerca de 6 122 000 en 1810. Casi todas las razas que habitaban la colonia se reprodujeron más o menos con el mismo ritmo. En los dos años que se han citado, los indígenas formaban el 60 por 100 de la población y los cálculos sobre cómo se componía el resto son algo variables. Los <<españoles>> eran el 11 por 100 en 1742 y el 18 por 100 en 1810. Mestizos y mulatos, contados en conjunto bajo la denominación de castas, ascendían al resto, es decir, el 22 por 100. Estas proporciones raciales representaban promedios nacionales, no regionales, ya que mientras más al sur se iba, se encontraban más indígenas, mientas que en el norte el grupo hispánico seguramente predominaba.
El medio geográfico de la Nueva España acentuaba la diversidad y el aislamiento de las regiones. Sin embargo, los residentes de casi todas las regiones podían producir a distancias relativamente cortas la totalidad de los alimentos básicos de México.
Esta tendencia hacia la diversificación racial y hacia la autosuficiencia económica regional propició esquemas muy diversos de tenencia de la tierra y de producción agrícola.
En muchos sentidos el norte, tan despoblado y tan rico en minas y ganados, y atrasado en lo relativo a la industria y a la agricultura, era una dependencia colonial de las provincias centrales. Las abastecía de muchas materias primas, cuero, lana, un poco de algodón, mulas, caballos y toros, y plata. A cambio de esto compraba artículos manufacturados, especialmente textiles, cerámica, objetos finos de plata y alimentos de origen tropical, como el azúcar. Este era, probablemente, el ejemplo más cuantioso y en mayor escala de comercio interregional de productos domésticos en la Nueva España.
Explicación:
ESPERO QUE TE SIRVA Y SI TE SIRVE ME PUEDES DAR CORONITA
Respuesta:
*Pobreza
*Incremento de los beneficios de los propietarios
*suben los precios
*Desempleo
Explicación:
espero que te ayuden unos pocos ejemplos