consecuencias de la sobreexplotación pesquera en términos sociales, economía , ambientales y seguridad alimenticia
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La pesca tiene una gran importancia social y económica. Se estima que 12,5 millones de personas están empleadas en actividades relacionadas con la pesca y se ha estimado en 40 000 millones de dólares anuales el valor de los intercambios internacionales de pescado durante los primeros años del decenio de 1990. Durante ese mismo período, la producción total de la pesca de captura y la acuicultura se situó en torno a los 100 millones de toneladas.
Sin embargo, en el momento presente una gran proporción de las poblaciones ícticas del mundo son objeto de una intensa explotación o sobreexplotación o se encuentran agotadas y necesitan ser recuperadas, y en muchos casos están afectadas por la degradación del medio ambiente, particularmente en las aguas interiores y costeras. En muchos casos, es evidente la existencia de graves daños ecológicos, no siempre susceptibles de ser reparados, y el despilfarro económico.
Nuevos adelantos tecnológicos, como los sistemas de posicionamiento geográfico (GPS), el radar, ecosondas, la existencia de embarcaciones más potentes y la mejora de los métodos de elaboración (p. ej., el surimi) incrementan constantemente la capacidad de los pescadores para explotar más intensivamente un mayor volumen de recursos vivos, lo cual puede agravar el problema.
La situación de los recursos acuáticos vivos en el mundo se debe en gran medida al fracaso del sistema de administración pesquera para conseguir una gestión responsable y eficaz en la mayor parte de los países. Los pescadores, los organismos encargados de la ordenación de la pesca y los científicos especializados en esta materia, así como los responsables de los efectos indirectos, como la degradación ambiental, deben aceptar la responsabilidad compartida de la difícil situación en que se encuentran los recursos acuáticos vivos y la pesca en el mundo. Al Estado le incumbe la responsabilidad de asegurar que se adopten conjuntamente medidas destinadas a invertir estas tendencias. En las páginas que siguen se resaltan las medidas necesarias para llevar a cabo la ordenación de la pesca responsable.
Es importante que los encargados de la ordenación pesquera comprendan que cuando los recursos están sometidos a una sobreexplotación o a una explotación irresponsable, la ausencia de medidas tendrá consecuencias negativas en el futuro. La reducción de las poblaciones ícticas a unos niveles biológica y ecológicamente perjudiciales entrañará la pérdida de beneficios potenciales en forma de alimentos, ingresos, empleo y de otro tipo, tanto de forma inmediata como a largo plazo. La reducción de una población a niveles muy bajos tendrá efectos negativos en otras poblaciones dependientes y las pérdidas pueden extenderse más allá de la población directamente afectada. No se puede dar por sentado que en esos casos la reducción de la explotación pesquera supondrá la recuperación completa e inmediata de la población y el ecosistema asociado. En algunos casos, las pérdidas pueden ser duraderas o incluso permanentes.
Explicación:
espero que te sirva