Consecuencias de la Hegemoníae conservadora
Respuestas a la pregunta
Respuesta:CAUSAS
El 9 de febrero de 1930 se desarrollaron las elecciones para la Presidencia de la República de Colombia. Se disputaban tal honor los candidatos conservadores Alfredo Vázquez Cobo y Guillermo León Valencia frente al candidato de la Concentración Nacional, el liberal Enrique Olaya Herrera. Ese día las urnas electorales estuvieron congestionadas pues a ellas se volcaron con una esperanza histórica de cambio las mayorías liberales que esperaban por fin alcanzar la primera magistratura y con su candidato ocupar el negado y esquivo solio del Libertador.
Las justas electorales transcurrieron en un ambiente pacífico pero de tensa calma, es decir, en un escenario político en el que todo o casi todo era irrestrictamente conservador (la policía, los jueces, los empleados oficiales, el Ejército, alcaldes y gobernadores). Se presagiaban enfrentamientos violentos entre facciones adeptas a uno u otros candidatos. Fue así como se presentaron fuertes choques en Montería, donde según las versiones de los liberales, los conservadores atrincherados en sus casas querían impedir a balazos la votación. No obstante y a pesar de este tipo de eventos, las circunstancias que rodearon y dieron sentido al proceso electoral aludido cambiaron la historia del país.
consecuencias
Los resultados de la votación así lo atestiguaron: Olaya, 369.934 votos, Valencia, 240.360; Vásquez, 213. 583, y no se trata solo del significado cuantitativo del proceso electoral sino también del profundo cambio político que evidenciaba el fin del antiguo régimen o si se quiere, de la hegemonía conservadora. Por primera vez, desde la promulgación de la Carta Constitucional de 1886, un liberal llegaba a la Presidencia de la República y desde ese momento regiría los destinos de la Nación, y en la práctica reflejaba un cambio en las representaciones colectivas de las masas liberales.
Además del apoyo de las masas liberales a Olaya, el triunfo liberal empezó a gestarse meses atrás con la muerte de monseñor Bernardo Herrera, arzobispo de Bogotá, quien en las dos últimas décadas había manejado el turno de candidatos presidenciales del Partido Conservador. Su sucesor, monseñor Ismael Perdomo, no fue capaz de definir el apoyo de la Iglesia a un solo candidato y dejó a los curas la decisión de orientar a sus feligreses por cuál de los dos candidatos conservadores votar.
Explicación:
Respuesta:
Explicación:
El 9 de febrero de 1930 se desarrollaron las elecciones para la Presidencia de la República de Colombia. Se disputaban tal honor los candidatos conservadores Alfredo Vázquez Cobo y Guillermo León Valencia frente al candidato de la Concentración Nacional, el liberal Enrique Olaya Herrera. Ese día las urnas electorales estuvieron congestionadas pues a ellas se volcaron con una esperanza histórica de cambio las mayorías liberales que esperaban por fin alcanzar la primera magistratura y con su candidato ocupar el negado y esquivo solio del Libertador.
Las justas electorales transcurrieron en un ambiente pacífico pero de tensa calma, es decir, en un escenario político en el que todo o casi todo era irrestrictamente conservador (la policía, los jueces, los empleados oficiales, el Ejército, alcaldes y gobernadores). Se presagiaban enfrentamientos violentos entre facciones adeptas a uno u otros candidatos. Fue así como se presentaron fuertes choques en Montería, donde según las versiones de los liberales, los conservadores atrincherados en sus casas querían impedir a balazos la votación. No obstante y a pesar de este tipo de eventos, las circunstancias que rodearon y dieron sentido al proceso electoral aludido cambiaron la historia del país.
consecuencias
Los resultados de la votación así lo atestiguaron: Olaya, 369.934 votos, Valencia, 240.360; Vásquez, 213. 583, y no se trata solo del significado cuantitativo del proceso electoral sino también del profundo cambio político que evidenciaba el fin del antiguo régimen o si se quiere, de la hegemonía conservadora. Por primera vez, desde la promulgación de la Carta Constitucional de 1886, un liberal llegaba a la Presidencia de la República y desde ese momento regiría los destinos de la Nación, y en la práctica reflejaba un cambio en las representaciones colectivas de las masas liberales.
Además del apoyo de las masas liberales a Olaya, el triunfo liberal empezó a gestarse meses atrás con la muerte de monseñor Bernardo Herrera, arzobispo de Bogotá, quien en las dos últimas décadas había manejado el turno de candidatos presidenciales del Partido Conservador. Su sucesor, monseñor Ismael Perdomo, no fue capaz de definir el apoyo de la Iglesia a un solo candidato y dejó a los curas la decisión de orientar a sus feligreses por cuál de los dos candidatos conservadores votar.
Diferencia de votos
En todo caso, estas elecciones fueron diferentes a las de los años anteriores; el juego electoral y sus resultados, en el marco de los pasados gobiernos conservadores, estaba prácticamente predeterminado, es decir, desde la organización de las respectivas circunscripciones electorales hasta en los nombramientos de los funcionarios públicos que, en la mayoría de las oportunidades, eran adeptos ideológicos al partido de gobierno. Pero desde ahora la lógica propuesta por el electo presidente pretendía transformar el escenario político a través de un gobierno de Concentración Nacional con la participación de liberales y conservadores, con miras a lograr la reconstrucción nacional.
El triunfo de Olaya también fue una muestra del cambio que se estaba presentando en el país y la forma de hacer política. El candidato liberal utilizó por primera vez el transporte aéreo y la naciente radio para difundir su candidatura. En este orden de ideas, la opinión pública fue favorable a Olaya Herrera, se pensó que por fin el país experimentaría los cambios y las transformaciones necesarias que lo sacarían de la prolongada crisis y del estado de anquilosamiento político e institucional para buscar perspectivas de futuro, de bienestar, de reconciliación política que tanta falta le hacían a esta Nación tan duramente golpeada a lo largo de su historia republicana.
Por eso, el ascenso del liberalismo al poder debe entenderse como un gobierno de transición, como un país que hacía su tránsito hacia la modernidad. La realidad recibida por el presidente Olaya, después de su posesión del 7 de agosto, era compleja. Encontró un enorme déficit fiscal, sin capacidad para cubrir los salarios de sus funcionarios, con pocas posibilidades para cubrir las necesidades básicas de la población, una enorme deuda externa y en general un país sumergido en un agudo conflicto social.