Conflictos que presentaba la sociedad latinoamericana a principios del siglo xx
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América Latina no logra presentarse como un actor unificado en el escenario internacional. La inclinación histórica a mirar a Estados Unidos y Europa en lugar de a los países vecinos, las diferentes estrategias de desarrollo y la renuencia a ceder soberanía a instancias supranacionales han dificultado los avances en la integración. Aunque existen muchos organismos e instituciones, se superponen unos con otros y en general no han dado los resultados esperados, tal como demuestra el hecho de que el comercio intrarregional hoy no supera el 15%. El artículo argumenta que, aunque no es necesario hablar con una sola voz en absolutamente todos los foros internacionales, es esencial que América Latina logre presentarse como un interlocutor único en aquellos temas que son de interés común para todos los países de la región.
Las dificultades de América Latina para convertirse en un verdadero actor internacional
Las dificultades de la integración
¿Puede hablarse de América Latina como un actor internacional, en el sentido de un comportamiento coordinado o concertado de los países de la región en el sistema internacional? La respuesta es no. Pese a los esfuerzos emprendidos desde la segunda mitad del siglo XX, la región no ha logrado avanzar de manera decisiva en la creación de estructuras duraderas de cooperación e integración que le permitan pasar de ser un ruletaker (seguidor de reglas) a un rulemaker (hacedor de reglas) en el sistema internacional. Tampoco es posible considerar a Sudamérica (lo que implica excluir a México y los países de América Central y el Caribe, que en los últimos años tienden a profundizar sus vínculos económicos con Estados Unidos) como un actor que habla con una sola voz. Ni siquiera las organizaciones subregionales de integración, como la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el Mercado Común Centroamericano (MCCA) o el Mercado Común del Sur (Mercosur) han logrado posicionarse como actores coherentes. Y los cambios políticos de los últimos años no han cambiado esta situación: pese a la preponderancia de gobiernos progresistas, las estrategias de inserción internacional de los países latinoamericanos siguen siendo muy diferentes entre sí. Hoy, al igual que en el pasado, la búsqueda de soluciones nacionales prevalece sobre los esfuerzos de concertación e integración.