conflictos desatados en Buenos Aires en los años de 1820-1850
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La crisis de 1820 en Buenos Aires abre un período de inestabilidad de poder donde emergen diferentes propuestas. La historiografía general del período ha señalado que desde 1820 hasta 1824 se vivió una etapa de relativa paz donde emerge un estado modernizado en Buenos Aires. En este trabajo se introduce un matiz a dicha interpretación que considera que ese no fue un período exento de conflictos. Para mostrarlo, en las páginas que siguen se analiza el conflicto entre Buenos Aires y la República de Entre Ríos, mostrando cómo impacta el hecho bélico en la vida cotidiana de la gente y también de algunas instituciones provinciales, pero también como operan los grupos políticos opositores.
Palabras claves: Entre Ríos; Buenos Aires; confederacionismo; conflictividad
Political, economic, military conflicts ... Buenos Aires and the war with the Republic of Entre Rios
Abstract
Explicación:
onflictos políticos, económicos, militares...Buenos Aires y la guerra con la República de Entre Ríos
“Acabó por fin el infausto año 20 que será marcado con piedra negra en los anales de nuestra revolución…Gracias a Dios…gracias a los ciudadanos fuertes y virtuosos que han trabajado para salvar a la patria de la anarquía y por restablecer el orden público.”
(“Año nuevo”, Gaceta de Buenos Aires, 3 de enero 1821.)
Con la Revolución de Mayo emergió una estructura de poder con claras señales centralistas, esto es, su centro estuvo en la ciudad de Buenos Aires y desde allí se diseñó y ejecutó todas las estrategias públicas hacia todos los ex territorios del Río de la Plata. Este experimento político se extendió durante toda la década de 1810. [1] Tulio Halperin definió a esa nueva dirigencia como un verdadero “bloque revolucionario” que dominó los diferentes espacios de poder en los que se manifestó ese centralismo: Juntas de Gobierno, Triunviratos, Directorios. Esta imagen, descripta con mucha profundidad por el autor de Revolución y Guerra, merece matizarse en algún punto en cuanto hubo propuestas alternativas a esta forma de poder. Menciono dos ejemplos: entre los grupos de oposición que finalmente produjeron de modo exitoso la revolución de octubre de 1812 que destituyó al primer triunvirato, participó un sector con claras marcas confederacionistas que respondían a Artigas en Buenos Aires. En ese mismo marco, en las reuniones de la Sociedad Patriótica, no solo el artiguista Felipe Cardoso evocaba de modo positivo el confederacionismo sino también lo hizo en la misma línea el presidente de aquella institución Bernardo Monteagudo. Con mucha más fuerza, la creencia confederacionista se hace oír en la tendencia política que irrumpió en Buenos Aires en junio de 1816, la cual exigía que los diputados de Buenos Aires enviados a Tucumán, cambiaran sus instrucciones por otras con contenido confederal. Si bien esta tendencia no fue exitosa, sí, en cambio, estuvo a un punto de alcanzar el poder, dividiendo a la provincia casi en dos partes y manteniendo la expectativa en un verdadero final abierto en la medida que había allí un virtual empate de fuerzas. De este modo, la experiencia centralista si bien es predominante durante toda la década, sí tiene alternativas de poder, hecho que matiza la idea de un poder con aristas centralistas hegemónico